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rvIISION DE CUMANA.—CAPITULO IV 65 En la que principalmente se reconoció mayor daño fué en la de San Francisco, por ser la más moderna y menos radi- cada en la fe, y también por estar más inmediata a los Caribes. Padecían los Misioneros continuos sobresaltos, pues así los Ca- ribes como los otros indios de guerra que se les habían jun- tado embistieron varias veces esta población, para poner mie- do a los indios que habían quedado en ella; pero, viendo que no les aprovechaban sus diligencias, resolvieron destruirla de una vez y pasar de las amenazas a las obras, para desembara- zar el paso y poder proseguir la ruina de las otras poblaciones. Tomada esta resolución, se juntaron veinte Caciques, ca- da uno con la gente que pudo recoger, y con bárbara fiereza, el día 16 de agosto del año 1669, embistieron la población de San Francisco por todas partes. Salieron a la defensa los ve- cinos, que no llegaban a ciento sesenta hombres, de los cuales cien eran españoles y los restantes indios de la Misión de Guácharo; y con ser tan pocos, pelearon con tal valor que, sin perder más que cuatro indios, hirieron y mataron a mu- chos de los enemigos, los cuales, a pesar de haber disparado durante la refriega tantas flechas envenenadas que parecía estar el suelo cubierto de ellas, tuvieron que huir a toda prisa. Dieron gracias a Dios los Misioneros por el buen suceso, y to- maron todos valor para continuar la defensa, aprovisionán- dose de armas y teniendo continuos espías y centinelas para que no los cogiesen descuidados. .5. Por el mal suceso pasado quedaron los indios rebel- des atemorizados por algunos días, pero de nuevo maquinaron vengarse de los indios fieles, teniéndolos por enemigos declarados a causa de su afecto a los religiosos, y no querer abandonar la Misión para unirse a ellos. Continuamente eran molestados los indios de las poblaciones y los Misioneros pa- decían grandes sobresaltos, costándoles no poco trabajo sos- tener a los indios en sus pueblos, pues era preciso a toda hora renovar la gente armada, y como el enemigo había cortado el paso a Los Llanos, cesó el comercio por aquella parte y había gran dificultad para proveerse de las cosas más necesarias. Salieron, pues, los Padres a explorar el terreno con algunos de sus indios, y abrieron otro camino por la parte de las po-

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