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56 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA pados en las nuevas poblaciones de las provincias arriba referidas, que encierran en si dilatados territorios; por los cuales han de pasar los Misioneros con gran trabajo, para persuadir a lós moradores infieles, para que se junten con los que viven en los lugares hechos, donde vi- ven con gran gobierno y política; y haciéndolo de esta suerte, mejor y más fácilmente puedan oír la palabra de Dios, y convertirse a nuestra Santa Fe sin riesgo de dejarla. 10. Esta obra pide, y lleva mucho tiempo, y es carga y trabajo insuperable, aunque no tanto ahora después de la conversión de los Caribes principales, y ser muchos los que nos acompañan y asisten en este ejercicio, y nos ayudan a la predicación y conversión de los que están infieles, con el trabajo repetido de andar continuamente de unas partes a otras, para cazar almas, no se cogía otro fruto que el de pa- decer mucho; ya mejorados los tiempos, la semilla de la palabra de Dios ha dado el fruto en unas partes de treinta, en otras de sesenta y de ciento, y no pocas veces de doscientos en tantas almas u ovejas que estaban perdidas, dejan su propia patria, sus labranzas y propias ca- sas y siguen al Predicador, que las llama en nombre del Pastor Divi- no, y las convida a la Cena grande de la gloria; y cuando vienen, or- denamos que antes que lleguen a los lugares de los indios ya conver- tidos, los salgan estos al encuentro con diversidad de instrumentos mú- sicos; y con alegría y 110 poco regocijé son recibidos de la suerte que el Soberano Padre recibió al hijo pródigo. Por haberse hallado en aquellas regiones y provincias millares de hijos pródigos del Soberano Padre, y millares de dracmas y ovejas per- didas, en su entrada todo es alegría y gozo, todo es darse parabienes y gratulaciones, y con el mejor banquete, que aquellas tierras permiten, son recibidos estos huéspedes y regalados, y hasta que tienen casas propias, y comidas, los sustentan a su costa los ya convertidos, y hos- pedan en sus casas, mediante las persuasiones de nuestros Religiosos, y les ayudan a fabricar sus casas, labrar sus tierras, y coger sus frutos. Y por este medio más se facilita cada día el venirse otros muchos in- fieles a reducirse y unirse con el demás rebaño de las ovejas de Cristo; y por este medio, y por el ejemplo de los príncipes y capitanes, y el continuado ejercicio de la predicación fervorosa de la palabra (le Dios, esperamos muy en breve la conversión a la Fe católica, y la obedien- cia a la Sede Apostólica, de innumerables infieles. Hágalo Dios por su infinita misericordia, para que todos le alaben y le gocen por toda una eternidad! Amén." Grandes fueron los trabajos e invencibles a las humanas fuerzas las dificultades que tuvieron que superar los Misione- ros, para lograr que en tan incultas selvas se entonasen him- nos a Dios, y para convertir aquellos salvajes, muchos de ellos ;

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