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54 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA dilatadas, y en cada una cabe mucha gente: en ellas celebramos las Misas con mucha frecuencia del culto divino, y se les predice la pala- bra de Dios en la misma lengua de aquellos infieles, muy dificultosa de aprender (1). El primer sermón que se les predicó en su propia lengua fué de la omnipotencia de Dios, de la gloria, del cielo, de la in- mortalidad del alma; y habiendo oído estas cosas, muchos infieles de repente dieron voces de alabanza a Dios, siendo las primeras que en toda su vida hablan tributado; entre las cosas que decían eran éstas: Oh gran Dios! Oh Dios bueno! Y esto con tinta ternura, afecto y alegría, que oyendo nosotros de los habitadores de aquella tierra las divinas alabanzas, lloramos mucho con alegría. 9. El número de los convertidos a nuestra Santa Fe son algo más de diez mil, y algunos de ellos de los más inhumanos, porque se sus- tentaban de carne humana, los cuales son muy conocidos y temidos con el nombre de Caribes; la mayor dificultad que entre otras muchas tenemos, es el que hagan lugares para vivir muchos juntos, a lo cual son más opuestos y rebeldes que a convenirse a nuestra Santa Fe; no es hasta ahora más el número de los convertidos; de los muertos, ya bautizados, llegarán a mil, y los más murieron siendo niños, con que el fruto fué seguro, pues murieron con la inocencia y gracia bautismal. (1) "Las cinco en la Provincia de Cumaná, que son de Santa María de los Angeles, Nuestra Señora del Pilar, San Salvador, San Juan Bautista y San Francisco nuestro Padre; las otras dos en la Provincia de Caracas, que se intitulan, la una San Antonio de Padua, y la otra (tomando el nombre del mismo río) el Pao... . Estas siete poblacio- nes se tomaron de indios infieles de otras tantas Naciones, como son los Guamontcycs, Chayinas, Tapies, Azaguas, Cuacas, Cores y Caribes, cuyas cabezas 'o Capitanes, que ellos llaman Caciques, ya reducidos al gremio de la Iglesia, se va aumentando cada día el número de los convertidos y poblados, que aunque con los Píritus no pasan hoy de nueve mil almas, cada día se van agregando de nuevo otros por pre- dicarles en su lengua muchas veces los Religiosos, habiendo para esto primero vencido no pequeñas dificultades, sacando su lengua en for- ma de arte, siendo de las más dificultosas que tiene el inundo, y tan- to por esto como por la brevedad en que se sacó en esta forma, fué tenida de muchos la obra por milagrosa. A más de este libro se sa- có otro de Sermones varios en la misma lengua, que predicados en ella se va experimentando notable fruto; y esto se pudo reconocer bas- tantemente, especialmente en una ocasión que predicando un Religio- so a un copioso número de infieles bárbaros sobre la inmortalidad del alma y gloria eterna del cielo, acabado el Sermón comenzaron mu- chos de ellos a alabar a Dios Nuestro Señor diciendo en su lengua a voces: ¡Oh Dios grande! ¡Oh Dios bueno! Y esto con demostracio- nes singulares (le regocijo, y no menos gozo de los Religiosos, que o- yéndoles las primeras alabanzas que habían (lado en toda su vida a su Criador, vertían lágrimas de alegría y gozo". (Carta al Marqués de Aytona). El P. Tauste afirma que fué el mismo P. Carabantcs quien predi- có este sermón.

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