BCCCAP00000000000000000000504

MISION DE CUMANA.—CAPITULO III 49 Del demonio tenían alguna noticia oscura, y le temían, juzgando que era alguna cosa muy poderosa, que los podía oprimir con muer- tes y enfermedades.; y esto procede porque en estas naciones hay al- gunos hombres que tienen comunicación con el demonio, que les en- seña las virtudes de algunas yerbas y plantas, y permitiéndolo el Al- tísimo les descubre algunas cosas ocultas; y por medio de estos suje- tos que ellos llaman Piaches, sembraban muchos errores antes de nuestra entrada; eran muy estimados y les tributaban grande vene- ración, porque usaban el Arte (le la Medicina (que se puede y debe llamar ignorancia la que usan). Antes que el demonio los admita a su comunicación, les hace ayunar sesenta días con grandísimo rigor. Estos hombres se oponen grandemente contra los ministros del Evn- gelio, porque predican contra ellos y SUS errores; ellos fueron causa e impedimento para no poder entrar en aquella tierra en donde ahora está la Misión: ellos impiden el hacer mucho fruto, y el que está he- cho lo deshacen con su astucia y enredos; pero de tan astutos y enga- ñadores hombres (a. Dios las gracias) quedan ya convertidos a nues- tra Santa Fe cuatro.. 5. Las cabezas o príncipes de estas Naciones, y los ministros referidos del demonio se casaban a su modo, con muchas mujeres de la, plebe; muchos tenían dos, y algunos no más que una; y comunmen- te hablando, aunque diesen causa no la repudiaban; para las bodas era menester el consentimiento de muchos, y lo declaraban por raros modos y con señales ridículas. Las mujeres eran obligadas a ayunar cuarenta o cincuenta (lías con grandísimo rigor para poderse casar; y para ser fecundas y tener hijos, juzgaban por forzoso e] ayuno; pe- ro enseña la experiencia que en ellas para este fin no es necesario. Y cen que al que muere se le murió el alma, y que por eso murió el indio; dicen que los Piaches saben matar las almas de algunos indios para que con eso mueran, y que el alma la entierran los Piache; y todos convienen en que el alma no es visible ni corpórea, pero es cierto que con propiedad ignoran qué cosa es alma. Al demonio le llaman Juriquiam, que en su inteligencia quie- re decir el que mata; a este le temen mucho, y algunos dicen que lo han visto, pero no se puede averiguar en qué forma. Casi siempre que alguno enferma o muere a pocos días de en- fermedad, dicen que el demonio o algún Piache le mató; y esta es la ocasión por qué los indios en muriendo alguno en una casa la desamparan y se mudan a otra parte, por persuadirse que el demonio está en aquella casa, y recela que le sucederá lo mismo con los que allí vivieren. No estando el indio enfermo muchos días muda muchos puestos por ver si le prueba alguno bien, y si no mejora dicen que allí está el demonio, y muda otro, y (le esta manera se va de unas partes a otras; para estas ocasiones se valen mucho de los Piaches, porque les hacen creer que ellos matan al demonio, y con eso no les podrá hacer daño". (Relación cit. de 1678, pág. 75-7). Lo mismo, aunque más ampliado, repite el P. Anguiano, aseguran- do que están ignorantes de Dios mi de la causa primera de las causas; de todo género de adoración, culto e idolatría; ni conocen tampoco virtud alguna moral. (Crónica cit., págs. 195-99). T. ii; —r. 4

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz