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404 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA aun después del año 1777, en que Maracaibo entró a formar parte de la Capitanía General de Venezuela. Como queda- ba muy lejos de Santa Marta, pidieron sus vecinos ser agre- gados en lo civil a la Gobernación de Maracaibo, lo cual les fué concedido por el Rey el 12 de Agosto del año 1790; en 1793 ci Brigadier D. Joaquin Primo de Rivera pidió que también se agrega en lo eclesiástico (1). "Señor: Dn. Joaquín Primo de Rivera, Brigadier de vuestros reales ejércitos, Gobernador y Comandante General de esta ciudad y su Provincia a los R. P. de V. M. con su respetuosa veneración re- presenta: Que habiéndose informado por vuestro Virrey de Santa Fe, a- nos inconvenientes que había para que el establecimiento de Sina- maica, fronterizo a los indios Goajiros pudiese subsistir unido a la Provincia de Río Hacha, por lo que sería conveniente se uniese a ésta de donde podía recibir con más facilidad por su inmediación, los auxilios, recursos, y socorros que necesitase, se dignó V. M. man- dar por Real orden de 12 de agosto de 1790, se separase dicho esta- blecimiento de Sinamaica, de la Provincia (le la Hacha y se incor- porase a ésta, demarcando los limites de sus respectivos territorios en el modo que allí se expresa. En cumplimiento de Vuestra Real orden se verificó dicha demar- cación, entrega y reunión a esta Provincia en 11 de agosto del año pasado, desde cuando se comenzaron a librar por estas Reale3 Cajas los caudales necesarios para el presupuesto de la tropa, sínodo del P. Cura Capuchino de la Provincia de Valencia, y las demás atencio- nes para que aquel establecimiento se conserve y fomente. Con este motivo y el de conservarse todavía aquella fundación y su territorio perteneciente al Obispado de Santa Marta, experi- mentan aquellos vecinos gravísimos detrimentos, y en la actualidad se ha visto el representante con sumas dificultades para proveer a aquella fundación de un Sacerdote que pudiera suministrar los so- corros espirituales de que carecían aquellos habitantes por la gra- t'lsima enfermedad con que se retiró a esta ciudad el citado P. Cura Capuchino Valenciano, Fr. Lorenzo de Bélgida, con lo que queda un esperanzas de vida, que para recurrir a los clamores de casi 400 almas que hay en aquel destino, he tomado la providencia económi- ca de mandar asistir allí el P. Capellán del fuerte de Zaparas de esta Barra, en donde al presente hay una corta guarnición, la que aunque con algún trabajo puede ser socorrida en los ministerios sa- grados por el de San Carlos, para que aquellos habitantes a lo me- (1) R. S. Pereira, Documentos sobre límites de 108 Estados Ual- dos de Colombia, pág. 40.

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