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MIS10N DE MARACAIBO.—CAPITULO IV 381 la fundación del Hospicio de Santa Fe en el convento que se llama de San Felipe Neri, del cual se tomó posesión el 24 de octubre de 1778, a cuya casa pasaron de la provincia de Valencia diez y seis religiosos predicadores, más dos que su- bieron de las Misiones vivas y uno de la provincia de Catalu- ña, que se agregó por disposición Real. La obligación que les impuso Su Majestad, fué la de emplearse en las Misio- Tzes que los Padres Jesuítas hacían en dicho Reino, ya por obligación de alguna fundación, o por obras pías o admi- nistraciones que lo disponían de esta manera, y, como en estos Reinos había varios Colegios de dichos religiosos, es a saber: Cartagena de Indias, Moin pos, Onda, Tunja, Pamplo- na, ¡za, Mérida y la capital de Santa Fe, todas las obligaciones se han concentrado en nuestro Hospicio. Se necesita, por consiguiente, buen número de Misione- ros para levantar todas estas cargas, y el total de diez y nue- ve de que hemos hablado, ha venido muy a menos por va- ríos incidentes, pues a causa de las varias correrías por estos vastos países, algunos se han imposibilitado, otros han baja- do a la expedición del Darién y tres pasaron a la fundación del convento del Socorro. Por el plan general que se pone al final, se podrá ver lo que han trabajado unos pocos Capuchinos aplicados a cum- plir con su ministerio cii el servicio de ambas Majestades; pe- ro necesitan de nuevos compañeros que les ayuden, porque estas Misiones, si se consideran bien, izo son menos útiles que las vivas de indios infieles, pues no es menos provechoso con- servar lo que se tiene, que adquirir de nuevo. 5. En efecto, el Sr. Arzobispo Virrey, D. Antonio Caballero y Gonzaga, ha dicho muchas veces que la pacificación de Ui provincia del Socorro se debe a las Misiones de los Capuchi- nos de Santa Fe, y atendiendo a la seguridad estable de dicha Provincia, y a petición de sus pobladores, solicitó él mismo, del Consejo de Indias, la fundación de los Capuchinos en di- cha ciudad del Socorro, y les dió posesión del convento el 16 de septiembre de 1787. Para cuyo efecto ordenó que del Hospicio de San Felipe de la capital del Reino, fuesen tres religiosos, y que inmediatamente empezaran a trabajar en