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MISTON DE MARACAIBO.—CAPITULO II 367 El P. José de Soria, que, a lo., tres meses de llegar a Maracaibo vino a ésta, sin más experiencia ni dictamen que los testimonios y cartas de los Cabildos de Río Hacha y Maracaibo, compuestos de dos o tres sujetos que se cambian cada año, a quienes se les saca de los montes para alcaldes y regidores, y tal cual otro vecino de la ciudad. Yo he recorrido la provincia de Santa Marta en santa visita y co- nozco las necesidades de ¡ni. diócesis y lo que se necesita para hacer la conquista de los indios Goajiros, cuyos Misioneros han de ser prác- ticos y estar aclimatados, y estos Padres están recién llegados". No hay firma. 11. Después de esta exposición del Sr. Obispo de Santa Marta al Rey, la situación de los Misioneros Capuchinos en aquella diócesis se hacía bien difícil, pues es cierto que los Misioneros, sin el apoyo y protección del Obispo, poco pueden hacer. Sin embargo, continuaron trabajando con grande ab- negación y humildad en las poblaciones de Santa Cruz y San Nicolás de Menores hasta fines de marzo de 1721, en que, sin culpa del Misionero, se fugaron algunos indios de San Nico- lás; con este motivo, el Sr, Obispo, sin preceder información, destituyó a los dos Padres que había en su diócesis y dió orden para que se fuesen a Maracaibo, corno se deduce del siguien- te documento dirigido al Virrey de Bogotá por el alcalde de Río Hacha (1): "Jacinto López, vecino de la villa de los Remedios de Río Hacha y fiscal mayor del Santo Oficio, comparezco ante V. E. (el Virrey de Santa Fe), y en la mejor forma digo: Que habiendo salido de esta vi- lla para la ciudad de Maracaibo a llevar a los Padres Misioneros que estaban en las Misiones (le los indios Goajiros de esta jurisdicción y se retiraban a aquella ciudad por orden (le su Sría. Ilma., acompañándo- les con diez y siete hombres que llevaban de escolta por el manifiesto riesgo del camino. Antes de llegar al sitio de la Pedrosa nos salieron al camino más de doscientos indios armados, con sus capitanes, de los pueblos que tenían fundados dichos Padres, con otros más que se habían reunido en tierra adentro, y me dijeron que los Misioneros no pasarían de allí; antes bien, los habían de llevar a sus pueblos porque el Rey, su Señor, se los había mandado para ellos, a fin de que los enseñaran y fuesen cristianos; por consiguiente no los dejarían ir. Aunque me valí de razones no los pude convencer, por lo cual me (1) Biblioteca Nacional de Madrid. Signatura 3.570.

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