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MISION DE MARACAIBO —CAPITULO 1 347 serranía para fundar dos pueblos de indios y uno de españo- les, que sirviera de resguardo a los Misioneros. Preparadas todas las cosas, emprendieron la jornada los tres Religiosos, acompañados de la escolta y hombres prácti- cos, que además de conocer el país sabían la lengua de los in- dios. En nombre de Dios empezaron a explorar y recorrer a- quellos fertilsirnos valles, y llegaron a una alta meseta, don- de tenían hacia muchos años su habitación 'os indios Arato- mos. Les propusieron los Misioneros, por medio de intérpretes, sus deseos de quedarse a vivir con ellos para predicarles la religión cristiana y enseñarles a vivir honestamente, a fin de ganar el Cielo y sacarlos de aquel infeliz estado en que se encontraban, sin conocimiento de Dios y de sus eternos des- tinos. Oyeron con gusto los indios estas y otras razones eficaces para mover sus corazones, y desde luego se inclinaron a reci- bir a los Padres Misioneros, y aun salir de allí a poblarse en los valles que les tenían prevenidos, especialmente el de los Macuayes, que es fertilísimo. Con tan feliz principio, y habiendo prometido los mismos indios hacer casas para ellos y el Misionero e iglesia, se pu- sieron todos en camino con los Misioneros, y en llegando al sitio señalado, les agradó mucho, y empezaron a rozar y des- montar la maleza para hacer sus labranzas y sementeras. 4. Después de algunos días, continuando los indios en su labor, reconoció el P. Buenaventura cierta inquietud y sobre- salto entre ellos; preguntándoles la causa, respondieron di- ciendo que los indios Cavones eran sus antiguos enemigos, y que temían el que vinieran sobre ellos, y cogiéndoles ocupa- dos en aquellas faenas y desprevenidos los matarían a todos en un momento, porque a más de vivir cerca, sabían que los andaban buscando para destruirlos y acabar con ellos. Todo esto era verdad, y el temor creció más cada cija, porque al motivo de la enemiga antigua se había agregado el saber que habían bajado al valle para poblarse y hacerse cris- tianos y vivir y tratar con los blancos. Estuvieron en estas diligencias desde abril de 1694, en cuyo tiempo padecieron los Padres muchas fatigas y trabajos, mas

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