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346 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA tar a los Religiosos de la provincia de Valencia que se han ofrecido, señalándoles 'el Obispado (le Santa Marta, y lugar de Riohacha, con calidad que han de mantenerla con todos los Religiosos necesarios, y se concedió licencia para que vayan a dar principio a dichas Misio- nes nueve Religiosos sacerdotes y un hermano lego. Asimismo se ha tenido por conveniente que de los Religiosos Ca- puchinos de dicha provincia de Valencia que se hallan en esas Misio- nes pasen cuatro a la referida de Santa Marta, para que, COmO expertos en las Misiones puedan dirigir e industriar en este santo ejercicio a los que van nuevamente. Nos ha parecido rogaros y encareceros, como lo hago, que despa- chéis al Obispado de Santa Marta dichos cuatro Religiosos para que se juntan con los que van de aquí, sin ponerles ningún obstáculo, em- barazo ni impedimento, dándoles los despachos cine para ello necesitan, por lo mucho que importa para el buen logro de dichas Misiones. Y para que no falten operarios en esa región, hemos ordenado al Comisario General que envíe seis Religiosos. Madrid, 2 de noviembre de 1694. Yo, el Rey.—Por mandado de S. M., Antonio Ortiz Otalora." 3. Cuando llegó este documento a Los Llanos de Cara- cas, ya el P. Fr. Buenaventura de Vistabella, con el P. Fr. An- tonio de 011ería y el hermano lego Fr. Gregorio de lb¡, habían salido para Maracaibo; sin duda Fr. Mauro de Cintruénigo, que había sido mandado desde las Misiones de Los Llanos pa- ra gestionar y activar este asunto, le escribió en carta particu- lar que estaba concedida la Misión, y sin esperar las Reales Cédulas se puso en camino con sus dos compañeros, pues co- mo era Prefecto de esta Misión, no tuvo quien se lo estorbase. Llegaron estos tres activos y fervorosos Religiosos a Ma- racaibo a principios del año 1694, y presentados al Goberna- dor, les persaudió que debían ocuparse en la conversión de los indios Aratomos, que se hallaban en las sierras vecinas a dicha ciudad. El Padre Anguiano nos hace una detallada re- lación del apostolado y fin trágico de estos venerables Misio- neros (1). Acordaron el Gobernador y vecinos de Maracaibo orga- nizar una escolta que acompañara a los Religiosos en la peli- grosa expedición, compuesta de personas que conocían el te- rreno, a fin de elegir un lugar a propósito en las faldas de la (1) Misión Apostólica de Maracaibo. —Un folleto. Madrid. 1702.

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