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MISION DE CUMANA.—CAPITULO 1 33 le ponen fuego a su lado con algo de comida y bebida, y lo dejan solo en la casa, donde muere el infeliz abandonado; y no vienen a enterrarlo hasta que las fieras y las aves de rapi- ña han comido sus carnes, sepultando entonces los huesos, o quemándolos dentro de la casa con todo lo que le pertenecía. Los Piaches eran sus médicos, y en cierto modo sacer- dotes (1); estos Piaches han sido siempre y en todas las Mi- siones la gran rémora para la conversión de los indios, porque, siendo todos agoreros y malvados, tienen un odio mortal a los Misioneros, y no reparan en crímenes para perder a los in- dios; su principal centro de superstición era la famosa cueva del Guácharo. (1) 'Hay otros indios que se llaman Piaches; éstos son los más respetados; de ordinario éstos son los más sagacel y parleros, forjan con gran sagacidad mil embustes de tal calidad que los demás indios se persuaden y creen que son verdades. Estos, que es lo mismo que curanderos o médicos, para llegar a serlo, tienen sus maestros; lo pri- mero que les hacen observar, es quitarlos lo primero todo el cabello, fabricarles una choza que de alta apenas cabe sentado en ella, y de larga lo que basta para estar un hombre echado, y metido en ella, practica para Piache; hácenle ayunar seis y siete meses rigurosamen- te, duermen en este tiempo siempre en tierra, y cuando no duermen es- tán sentados; no se bañan en todo este tiempo; vienen a quedar los ta- les con tanta abstinencia y rigor formidables como difuntos, no les que- da más que la piel sobre los huesos; y algunos o mueren en su novi- ciado, o dejan de proseguir sus bárbaros ejercicios, por no morir en la demanda. En este tiempo el Piache Maestro les da sus instruccio- nes y les enseña cómo han de hacer sus enredos y embustes; y aca- bados estos bárbaros .ejercicio, quedan los tales graduados de Piache, y les levantan los ayunos con una solemne borrachera. Este oficio es de mucha estima entre ellos; fingense grandes mé- dicos; a éstos son los que llaman en sus enfermedades para curarse; el mO(lO que tienen de curar es, en llegando a la casa del doliente, le presentan una botija de bebida, bebe lo que quiere, y después come tabaco en hoja; habiéndolo comido, se va a donde está el enfermo, y con la mano le va estregando todo el cuerpo, y luego, sacudiéndose- las, las sopla, diciendo que va de esta suerte la enfermedad y la arro- ja con los soplos, y luego sopla el cuerpo del doliente; si tiene el tal algún dolor, le muerde y le chupa la parte dolorida, y luego se ausen- ta y escupe en su mano, y en la saliva dice conoce ci origen de la en- fermedad; las más veces dicen que proviene de maleficio, o de yerbas venenosas, y dicen la persona que se las dió, con que si muere el tal, luego los parientes tratan (le matar a quien el Piache echa la culpa". Relación cit., p. 68. Algunos de estos Piaches eran verdaderos precursores del espiritis- mo moderno, que tenían comunicación con Satanás. Aseguraban ser poderosos para atraer las nubes con abundante lluvia, y para alejarlas cuando quisieran, lo cual procuraban soplando con todas las fuerzas de sus pulmones. Cuando las epidemias devasta- ban el país, se retiraban ocho o diez Piaches a una choza, en Ja que pasaban la noche aullando como el perro, el tigre y otros animales, con T. u.—i, 3

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