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310 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA Ya hemos dicho, y es preciso repetirlo, que en los princi- pios es necesaria esta independencia de los indios y de los Mi- sioneros, y más si se tiene en cuenta que el indio venezolano, por su carencia absoluta de cultura en la vida salvaje que llevaba en los montes, al ser reducido a poblado por los Mi- sioneros fué considerado siempre por la Santa Sede y por el Rey como menor de edad, y ambas autoridades, de común acuerdo, los han puesto bajo la vigilancia y protección de los Misioneros, que son por consiguiente, sus tutores natos y le- gales; y los mismos indios, por una intuición especial, no acep- taban otra autoridad que la del Misionero; por eso vernos a través de la historia de las Misiones venezolanas que cuando prematura e imprem editad amente se han quitado los Misio- neros de un pueblo de indios sin estar bien formados, al ver- se estos infelices sin su Padre protector, se tornaron a los montes, y desgraciadamente cerca de un centenar de pue- blos en esta república dan testimonio de esta verdad. Esta autonomía de los indios en sus Misiones no era ab- soluta, pues lo mismo los señores Obispos que los Goberna- dores de la provincia tenían autoridad para visitar las Misio- nes siempre que quisieran, y de hecho visitaron las Misiones de Guayana el Ilmo. señor Obispo de Puerto Rico, don Fray Sebastián Lorenzo Pizarro en el año 1733, y los Gobernadores don Agustín Arredondo en 1725, don Carlos Sucre en 1733, Espinoza de Los Monteros en 1743, y don José Diguja Villa Gómez y otros más; y todos informaron al Consejo de Indias del estado en que se encontraban las Misiones. Intervenían en las cuestiones graves; y siempre que se trataba de la fun- dación de alguna villa de españoles, se necesitaba su consen- timiento y quedaba gobernada, en lo religioso por un Párro- co dependiente del Obispo, y en lo civil por un teniente nom- brado por el Gobernador, de una terna presentada por el Prefecto de las Misiones. 6. La grandísima prosperidad que alcanzaron las Mi- siones del Caroní fué debida precisamente a esa autonomía de que disfrutaban los indios, los cuales se sometieron de buen grado a la paternal autoridad de los Misioneros Capu- chinos. De algunas tribus importantes, dicen los señores Ba-

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