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MISION DE CUMANA.—CAPITULO 1 27 Religiosos que fuesen a sus tierras y a sus casas a vivir con ellos, pues quieren poblarse y hacerse cristianos, ofreciendo además cuanto los Religiosos hubiesen menester para el sus- tento (1). Admiraron los Misioneros tal novedad y pidieron a Dios perdón de su poca fe; después le dieron gracias ren- didas por favor tan señalado. Agasajaron, como mejor Pu- dieron, a los comisionados, caciques todos de la mayor ca- tegoría de aquellas naciones. Este suceso consoló grandemente e infundió aliento a los Misioneros, que estaban abatidos, y es preciosa enseñanza para que los venideros no desmayen nunca en la conversión de las almas, a pesar de haber resultado aparentemente esté- riles todas las diligencias realizadas. Viendo los Misioneros cuán benignamente les disponía Dios su entrada en las tierras de indios, trataron de lo que se debía hacer para el mejor logro de la Misión, y determina- ron que por entonces no fuera más que uno con los comisio- nados por las contingencias que se pudieran ofrecer. (1) "Llegó en fin bueno y sano, y con su informe quedaron nuevamente desahuciados aquellos Padres de poder hacer progreso al- guno; trataron de levantar la mano de la Misión con resolución fija de retirarse luego, para reducirse a España en la primera ocasión. Mas, oh gran l)iosl y qué inapelables son tus juicios, y sin limite tus mise- ricordias: sucedía que al tiempo y cuando acabaron de hacer la reso- lución referida, entonces inopinadamente, y contra toda esperanza, facilitó su Majestad la entrada, ablandó los ánimos rebeldes, y dispu- so los corazones de suerte que los mismos indios guiados de luz supe- rior, se vinieron a Cumanacoa a buscar a los Religiosos, no ya como fieras indómitas, sino como mansos corderos, pidiéndoles fuesen a sus tierras y casas, y ofreciéndoles con grandes sumisiones la paz con los Españoles, el poblarse y hacerse cristianos, y últimamente cuanto los Padres hubiesen menester para su sustento. (Anguiano, 1. e. p. 110). "Pasados estos con constante perseverancia cii medio de tantos trabajos y de otros muchos de diversos géneros, fué Dios ser- vido de querer premiar la perseverancia y trabajos de los leligiosos y oir sus ruegos y oraciones, siempre continuas y encaminadas al fin de la conversión a su Majestad (le tantos y tan ciegos bárbaros, mo- viendo a algunos de ellos, con soberano impulso, que vinieron a pa- garnos las visitas que 'les habíamos hecho y a llevarnos de camino a sus tierras, como lo hicieron. Con que con ellos, que eran Caciques, y el gentío a ellos sujeto, se dió principio a la l)riinera población y re- ducción de dicha Provincia de Cumaná, que se fundó en un grande y ameno prado que está al pie de uno de los más eminentes montes que tiene el mundo, que llaman Cerro de Guácharo; y a esta primera población y a su Iglesia se le dió el nombre y titulo de Santa María de los Angeles". (Carta del P. Carabantes al Marqués de Aijtona).

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