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192 LOS FRANCISCANOS CAPUChINOS EN VENEZUELA Aunque Su Majestad ha proveído y despachado varias Cédulas respecto de este particular, hasta ahora no se ha dado cumplimiento a ninguna, de forma que no pasan de cincuenta hombres todos los que tiene Guayana, entre negros, mulatos, mestizos, vecinos y soldados, y la mayor parte ineptos para la defensa del territorio en caso de ser invadido por los enemigos. De no tomarse estas providencias tan precisas como necesarias, y, por otra pa'te, si no llega el indispensable socorro para la infante- ría, sólo nos queda, Rmo. Padre, la esperanza de morir en la demanda y acabarse con nosotros estas Misiones que por la misericordia de Dios tienen fundamento sólido y feliz principio, más que nunca; y con los cien soldados bien acondicionados y las doce familias de la misma cualidad, se podía empezar a Poblar esta provincia de Guayana, y quedarán sus Misiones asistidas de la gente necesaria para las entradas a sacar los indios de los montes, sujetarlos y reducirlos a política cris- tiana en los pueblos que tenemos y vayamos fundando. De no ser así, se da por imposible, porque se halla Guayana cir- cuida por todas partes de enemigos, especialmente los Caribes, que son tan soberbios y bravos como atrevidos, pues el año pasado tuvie- ron la audacia de matar dos soldados de esta guarnición a vista de toda la fuerza, dándonos muchos sustos, con bastantes recelos de si harán lo mismo con nosotros, lo cual nos estimula a estar siempre prevenidos para morir, por faltarnos el abrigo y la necesaria defensa, de forma que sólo por la misericordia de Dios nos mantenemos. De todo lo referido tenemos informado a la Real Audiencia de Santa Fe, para que a su vez informe a Su Majestad y lo mismo ejecute nuestro Gobernador y Capitán general, D. Agustín Arredondo; porque además de lo hasta aquí anotado, precisa hacer tales diligencias la propia experiencia; pues tres veces ha robado y despoblado a Guaya- na el enemigo por falta de gente que siempre ha padecido (1). Y cogida esta provincia, tienen nuestros enemigos paso franco y libre para las provincias de Caracas y Cumaná, y se malogran en ella, como otras veces, tanta mies como tenemos preparada, con perjuicio de los intereses de ambas Majestades y grandísimo sentimiento de cuantos tenemos celo de la gloria de Dios y bien de las almas. Puesta esta Misión a los pies de V. Rina., le ruega y suplica se digne aplicar toda la actividad de su apostólico celo en representar y conseguir de Su Majestad todo lo que aquí va representado. Así lo esperamos, suplicando a la Divina Majestad guarde la persona de V. Ilma. (1) Fiié la primera vez el año 1637, cuando los holandeses sa- quearon y quemaron la ciudad de Santo Tomás y tuvieron que aban- donarla los Franciscanos y el Gobernador. La segunda en 1704, cuan- do se retiró la primera Misión Capuchina, y la tercera en 1721, cuan- do la abandonó la segunda Misión y las treinta familias de isleños.

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