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18 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA siempre jamás se nombre y llame la ciudad de Cumaná. Y porque él no halló en esta dicha población casas formadas ni traza de pueblo, ni vecindad ordenada, le ha parecido reedificarla y poblana. En el mismo acto designó para sus vecinos cuarenta españoles casados, diez y siete de los que allí halló y veintitres de los que trajo en su armada de los Reinos de España, los cuales fueron: Miguel Reinoso, Melchor Lozada, Francisco Domínguez, Melchor Núñez, Pedro Gómez Castilla, Bartolomé Morales, Miguel Sánchez Durán, Juan Domínguez, Gonzalo López Pedrosa, Hernán López Pedrosa, Andrés Díaz, Martín López, Alonso Bárcenas, Melchor Hernández, Juan Ysasi, Juan de Arcia, Mi- guel Sánchez Rendón, Tomás de Barahona, Maestre Jorge, Bartolomé Acevedo, Juan Gallegos, Pedro Hernández, Gregorio Suárez, Juan Gu- tiérrez de Morilla, Juan Rengel, Alvaro Merchán, Alfonso Elías Coello, Juan Ruiz Cobos, Juan Ruiz (su padre), Juan Ortega Martínez Cas- tellanos, Gonzalo Hernández, Pedro Alonso, Juan Real, Juan Ortega de Utrera, Pascual Goveo, Menda Alvarez y sus hijos, Santiago de Mede- llín, Felipe de los Reyes, Bernal Hernández, Cristóbal Carrillo. Y para que la dicha ciudad y vecinos de ella sean gobernados y mantenidos en justicia, en nombre de S.M. Real nombro por alcaldes ordinarios a Hernán López de Pedrosa y Juan Rengel; y por Regidores a Melchor Núñez, a Miguel Sánchez Rendón, a Juan Domínguez, a Alon- so Merchán; y Procurador General a Pedro Alonso, y por Mayordomo a Bernal Hernández Granado. Cargos que desempeñarán hasta el últi- mo día de 1570". Inmediatamente el Gobernador les tomó el juramento de Ley, dándoles a todos las varas de justicia y la posesión de sus cargos. Todo pasó ante el Escribano Hernán Pardo de Lago, y fueron testigos Pedro de Ayala, Capitán de Artillería, y ci Capitán Alonso García Girón, el Bachiller Bartolomé de San- guino y otras muchas personas; así quedó el casério de Nueva Córdoba convertido oficialmente en ciudad de Cumaná, noin- bre que le habían dado los primeros religiosos franciscanos llegados en 1514 a aquel desierto lugar. Don Diego Fernández de Serpa, de valor reconocido y gloriosos antecedentes, fué derrotado y muerto por los indios cumanagotos el año siguiente de haber llegado a su destino; los indios victoriosos acometieron después a la ciudad de Cu- maná, quemaron algunas casas y dieron muerte al Teniente Gobernador Jerónimo de Porras. Se despobló la recien fun- dada ciudad de Santiago de los Caballeros y Cumaná quedó

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