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174 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA ción las razones que al presente militan de congruencia y de inconvenientes en orden a la residencia en una u otra parte de la provincia. 4 Por parte de Guayana, hay los inconvenientes de ser tierra inculta y dilatada, sin más habitantes civilizados, así en el castillo como en la ciudad, que veintitrés hombres, como consta en la Memoria que presenta, por cuya razón se necesi- ta llevar cincuenta familias de las islas Canarias, para poblar aquella provincia y servir de escolta a los misioneros en las entradas a reducir a los indios. Propone que estas familias han de ser conducidas y sustentadas por un año a costa de la Real Hacienda, hasta que fructifique la tierra y puedan sus- tentarse de su industria. Así mismo, pide la provisión de lámparas, cálices, crismeras, ornamentos, y todo lo demás ne- cesario para el culto divino, porque sin estas circunstancias es inhabitable la tierra, y dice, conformándose con el mf orine del gobernador, don Cristóbal Félix de Guzmán, que pasando de otra suerte los misioneros, sería lo mismo que echar ovejas al lobo. Las razones de congruencia que pone en pasar los misioneros a Guayana, son la dilatación del reino de Dios y de los reinos de vuestra Majestad entre innumerables indios montaraces que, ignorantes de la luz de la fe, habitan aque- llos espesos bosques del desierto, prometiendo con ésto co- piosos ingresos a la Real Hacienda y sazonados frutos de a- quella tierra que es muy fructífera. 51 Por lo que hace a Trinidad, dice, que faltando de allí los misioneros y dejando los pueblos en favor de los doctri- neros, como Vuestra Majestad ordena en la Real Cédula, se extenuarán, como está sucediendo, volviéndose los indios a los montes por falta de asistencia de los misioneros, a quie- nes tienen cariño, por el hecho de haberlos criado y educado en la fe y costumbres cristianas. El misionero les predica en su propia lengua, los defiende de las extorsiones de los que pretenden explotarlos, los socorre en sus necesidades .y cuando están enfermos los cuida y asiste. No teniendo en los doctri- neros esta asistencia y desinterés, sin entender su idioma, que- darán en pocos años sus habitaciones desiertas, y los montes

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