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MISION DE GUAYANA.—CAPITULO II 171 tente el fruto que habían hecho los Misioneros en la reduc- ción de tantas almas, que daban testimonio de su aplicación a la conversión de los indios y celo en el cumplimiento de su deber en el ministerio apostólico, no pudieron prevalecer sus dañadas intenciones. Entonces cambiaron de táctica, y propusieron al Gober- nador, que lo era entonces don Felipe Artieda, el grande celo que los Misioneros Capuchinos habían en el cumplimiento de su ministerio, pues tenían ya reducidos y poblados todos los indios (le la isla, y que habiendo mandado Su Majestad en diferentes ocasiones veinticuatro Religiosos a costa de la Real Hacienda a la reducción de aquellos iridios, no sería razón se gravase más el Erario Real, sino más bien debían ponerse estospueblos en Doctrinas a cargo de Clérigos seculares y los religiosos se empleasen en la conversión de los gentiles del río Orinoco y Guayana. Con esta persuasión infornió dicho Gobernador a Su Ma- jestad el año 1707, lo que consta de la Real Cédula despacha- (la en el Buen Retiro ci 15 de agosto de 1706, en la cual deter- mina que se pongan en Doctrinas a cargo de Clérigos secula- res los pueblos de Misiones de la isla de Trinidad, pagando contribución, y que los Misioneros pasen a reducir a los in- dios de Guayana. Por este medio consiguieron los hacenda- dos de Puerto España la orden de que los Misioneros abando- nasen los pueblos que habían fundado con tantos sacrificios. Pero no lograron aprovecharse del trabajo de los indios, por- que, dándose éstos cuenta de que al quitarles los Misioneros pretendían hacerlos esclavos, huyeron a los montes. Al llegar la dicha Real Cédula a Trinidad, fué notificada a los Misioneros, los cuales viendo que aún no estaban los in- dios en estado de dejarlos de la mano y mucho menos de po- nerlos a contribución, acudieron al Gobernador pidiéndole que suspendiese su ejecución hasta que, mejor informado Su Majestad, dispusiese lo que fuese más de su agrado. No condescendió el Gobernador y hubo de poner por cu- ra de los cuatro pueblos de Misiones nombrados Naparima,

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