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MISION DE GUAYANA.—CAPITULS 1 153 3. Entusiasmado el señor Gobernador con tan admirable éxito, procuró con todo empeño que los Misioneros pasaran al Orinoco y Guayana, pero tropezó con la dificultad de que aquel territorio era considerado como perteneciente a las Mi- siones de Casanare, a cargo de los PP. Jesuitas (1). Escri- bió entonces al Presidente de la Audiencia de Bogotá, para obtener por su medio que dichos religiosos vinieran a encar- garse de la Misión de Guayana o la renunciaran para que pudieran ir los Capuchinos. En virtud de esta gestión, el Superior (le los Jesuitas (le Casanare contestó con fecha 17 de Junio de 1681, haciendo formal dejación (le la Misión de Guayana por falta de per- onal para atenderla. Recibida esta comunicación, la Audiencia de Bogotá el 16 de Abril del siguiente año (1682) autorizó al Gobernador para llevar Misioneros Capuchinos a Guayana, asignándoles 132 pesos anuales, que era lo establecido en la ley entonces vigente. El Gobernador Zúñiga mandó luego a las riberas del Ca- roní a los PP. Angel de Mataró y Pablo (le Blanes (2); el pri- mero se internó entre los indios y con ellos llegó a fundar un pueblo: predicador insigne y muy docto, que habiendo renunciado a las primeras Prelacías de su Provincia, se de- dicó totalmente a la conversión de los infieles, después de haber misionado por orden del Rey Carlos II las islas Cana- rias con su ejemplo y apostólica predicación; en la Misión de Cumaná trabajó incansablemente, convirtiendo muchos in- dios gentiles y reduciendo a penitencia a los malos cristianos. Pasó luego a la isla de Trinidad, donde continuó trabajando con la misma actividad; y cuando el Gobernador Zúñiga qui- so mandar Misioneros a Guayana, fué señalado como digno de esta empresa el P. Mataró. Llegado a Santo Tomás, se internó entre los indios Araucas, formando con ellos una po- blación; y catequizándolos con grande amor; pero la natura- (1) No hemos encontrado ningún documento que justifique esta creencia. (2) Duarte Level, Historia Patria, pág. 142,

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