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MISION DE CUMANA.—CAPITULO ix 143 mas", cifra que bajó a los pocos años a 41.257, según la misma Apoteosis, pág. 259. El señor Depons, que vivió tres años en Venezuela en tiempo de la Colonia, hace de los misioneros cumplido elogio en varios pasajes de su obra, y entre otras cosas dice (1) : Las Misiones franciscanas en Venezuela merecen recomendación especial, y yo me complazco en consignarlo aquí. Dad por un momento expansión a vuestra imaginación y pensad en cuan- to hay de más grande y noble en la vida apostólica de los dis- cípulos del Divino Redentor. De celo el más ardiente y puro, de abnegación sin ningún límite, de resignación meritoria, de paciencia inalterable... ., y no habréis formado sino una ima- gen borrosa de lo que es un Misionero en estas regiones vene- zolanas. Digno de admiración y elogio por todo hombre hon- rado y justo. Ante todo hay que saber que estos abnegados apóstoles se han prestado voluntariamente a su prolongado sacrificio, sin que haya presión alguna por parte de la autoridad ni de la obediencia para que pasen a estas Misiones americanas; no les movió tampoco ningún interés bastardo o mezquino, sino el deseo noble y generoso de glorificar a Dios en la propaga- ción de la fe católica y salvar las almas de aquellos infieles; por esto sólo abandonaron su patria, su reposo, sus afeccio- nes...., y cruzaron los mares y penetraron en regiones desco- nocidas e insanas, donde tropezaron con peligros sin cuento, con dificultades que parecían insuperables, exponiéndose ca- da momento a la muerte....; pero todo les parece nada en comparación de las ventajas que ofrecen a los pobres indios de los bosques. Todos esos Misioneros en conjunto, los de Píritu, de Cu- maná, del Caroní, del Caura, del Orinoco y Alto Pcídamo, han podido ofrecer a Dios más de trescientas mil almas salvadas, y a la Corona de España, a su Rey, dosdfentos doce pueblos formados por ellos en ciento cincuenta años de sacrificios. (1) Voyczge a la partie orientale de la Terre Ferme. T. II. pági- na 132 y sigs.—París, 1806.