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118 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA Y ultimamente padeció muerte violenta de los mismos naturales estando celebrando el Santo Sacrificio de la misa en la Iglesia de dicho pueblo, a donde entraron alborotados y armados con sus macanas, y descargando fieros golpes sobre su cuerpo espiró en el Se- ñor habiendose puesto de rodillas y fijado los ojos en el cielo. Los sa- crílegos homicidas, temerosos del castigo, llevaron al religioso a la casa de su habitacjon y la dieron fuego para que se descubriera había muerto a la violencia de un incendio casual; pero habiendo pasado los vecinos de Cnmanacoa a sacar el cuerpo de las ruinas de la casa, le hallaron con las heridas muy recientes, y aunque encontraron el há- bito reducido a cenizas, hallaron los paños de la honestidad íntegros y como si no hubiesen padecido el incendio. Solo tuvo de duracion tres años, porque los indios, atemorizados, Se huyeron a los montes, y los tres que solo pudieron aprehenderse murieron en una prisión. Se administraron en esta mision 90 bautismos; se celebraron 30 matrimonios, y murieron tres adultos en la comunion de nuestra Santa Madre Iglesia. Tenia en cija de su destruccion 10 almas. La primera de San Miguel (*) Esta conversion tuvo principio el año de 1681, en 27 de Mayo, en el valle de Aceyguar, y en él permane- ció con mucho fomento hasta que en una embriaguez que tuvieron los indios, despues de haber preparado muchas muertes, se fugitivaron a los montes; pero despues se volvio a reedificar en el mismo lugar ba- jo la advocacion de San Juan Evangelista; tuvo por primer fundador en el primer sitio, al Padre Fr. Pedro de Albalate, y por segundo al Pa- dre Fr. Carlos de Ariño, religioso de mucha erudicion y virtud, quien habiendo servido el cargo de Secretario General de la religion, en Ro- ma, se dedicó al ministerio en esta parte de America, en donde traba- jó con celo apostólico todo el tiempo que le dieron lugar los muchos accidentes que ultimamente le imposibilitaron. Esta conversion solo tuvo de duracion dos años, al fin de los cua- les se retiraron los indios a los montes, por las causas insinuadas. Tenía a el tiempo de su destrucción 86 almas, de las cuales se bau- tizaron 51; se celebraron diez matrimonios, y murieron seis en la co- munión de nuestra Santa Madre Iglesia, S. Jesús del Monte. Esta conversión tuvo principio el año 1689, en 29 de Septiembre, a la raíz y falda del cerro de Catuaro, que si en la gentilidad fue supersticioso el del Guaeharo, no lo fué menos el de Catuaro para los agoreros y piaches; y uno y otro, a los nombres de Jesús y de María se redujeron a poblaciones muy religiosas y amenas y de grandes esperanzas para la fe y culto divino. Fue fundador de esta conversión nuestro muy Reverendo Padre Fr. P-edro de Berlanga, Prefecto que fue de estas misiones, y habien- do muerto el segundo año de la fundación, continuó y fomentó esta nueva planta nuestro muy Reverendo Padre Fr. Félix de Artasona; este venerable Padre fué religioso de gran celo y ejemplar vida. Despues

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