BCCCAP00000000000000000000503

86 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA ra reducir los indios. Estaba, pues, en condiciones como nin- guno para dar gran empuje a la Misión. 3. Convencido de que el nuevo nombramiento no era tanto una dignidad, como un oficio que le obligaba no sólo a velar y tener la alta inspección de la Misión, sino también a ser el primero en alentar a los demás Misioneros con su ejem- plo, salió a los pocos meses en busca de los indios Guamos; consiguió reducir a muchos y fundó con ellos el pueblo de San Francisco de Tirgua, el año 1669. El año siguiente se fué por el río Pao el P. Diego de Mar- chena; y después de muchos trabajos y peligros, consiguió lle- varse consigo doscientos ochenta Dazaros, poblando con ellos el sitio llamado de Las Cocuizas: después de algún tiempo y de haber gastado mucho para alimentarlos y vestirlos, en una noche se les huyeron todos al monte. 4. Al volver el P. Prefectó de la excursión a los indios Guamos y fundar con ellos a Tirgua, recibió una Comisión del Cabildo de Barquisimeto, dándole noticia del alzamiento de los indios Gayones, que viven en los alrededores de Barquisi- meto, y suplicándole enviase algunos PP. Capuchinos para pacificarlos, pues, a no ser a estos Misioneros, a ningún otro se rendirían. Entonces el P. Berja, aprovechando esa ocasión que tan propicia se le ofrecía para trabajar y sacrificarse en favor de los pobres indios, accedió muy gustoso a la súplica del Cabil- do, y les mandó primero al P. Diego de Marchena, y después fueron los Padres Miguel de Madrid y Agustín de Vihlabáñez, religiosos los dos últimos de la provincia de Castilla, como consta de los autos que hizo la Real Justicia de la ciudad de Barquisimeto. Trabajaron los tres Misioneros con gran celo, y lograron pacificar los indios Gayones y reducirlos a población, en luga- res a propósito para que pudieran tener sus labranzas y hatos de ganado con que sostenerse, y llenar por sí mismos las nece- sidades de la vida. El P. Diego de Marchena fundó el pueblo de Yaritagua, con los indios que logró someter, veinte kilómetros al norte