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MISION DE LOS LLANOS.—CAPITULO III 85 las frecuentes reclamaciones al Comisario General, como se verá en la siguiente carta (1) "Sevilla, 2 de junio de 1668.—Muy Reverendo Padre Lorenzo de Magallón, Prefecto de las Misiones en Caracas. Muy Reverendo Padre: Dios Nuestro Señor dé a Vuestra Caridad la gracia y felicidad que le deseo, y que El le premie lo mucho que ha trabajado en esa Misión, con tanto celo y caridad, de lo cual tengo vastísimas satisfacciones; pero juzgando a Vuestra Caridad necesitado de algún descanso, he resuelto aliviarle del trabajo que tantos años ha tenido, exonerándole de la carga, y así, he nombrado Prefecto de esas Misiones al Muy Re- verendo P. Pedro de Berja y Vice-Prefecto, por lo que toca a la de Cu- maná, al Padre Agustín (le Frias, y esté Vuestra Reverencia cierto de que en verdad mi intento es sólo aliviarle, pues aunque he tenido mu- chas cartas pidiendo esta modificación, ninguna ponía en duda sus muchas virtudes, atribuyendo a celo de las almas y regular observan- cia, cualquiera aspereza que haya habido en el cumplimiento de su deber, como Superior de esas Misiones. De Vuestra Reverencie afectísimo hermano, Fr. Francisco de Jerez, Comisario General" Con la misma fecha y en el mismo paquete iba el título del nuevo Prefecto, y en carta aparte estimulaba al P. Pedro de Berja a que vigilase mucho para sostener la observancia regu- lar en aquellas cosas que son compatibles con la vida de Misio- nero; y, al final, le dice que, si por cualquier circunstancia £ al- tare y no pudiere desempeñar el cargo de Prefecto, le supla el P. Antonio (le Antequera y en defecto de éste, el P. Diego de Marchen a. 2. Juzgamos un acierto este nombramiento del P. Pedro de Berja, como Prefecto de las Misiones; pues a sus dotes per- sonales unía la ventaja de haber estado trabajando, como Mi- sionero, en los (los centros por espacio de diez años. Conocía perfectamente todo el personal de las Misiones, los pueblos donde éstas estaban fundadas, y la índole de los indios. Esta- ba, además, en la plenitud de la vida, pues tenía entonces trein- ta y nueve años, según vimos en la filiación que hiciera al em- barcarse en Cádiz, hacía diez años. Era hombre de grande experiencia. Había fundado y doctrinado durante ocho años el pueblo (le El Pao; había hecho..varias entradas al interior pa- (1) Biblioteca N. de Madrid, sig. 3.561. D. 32.

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