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82 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA Sucedió el martirio de este venerable varón en la forma dicha, según se averiguó después, ci 30 de mayo del año 1666, segundo día de Pascua de Pentecostés; y en las dos noches siguientes vieron diferentes personas gran cantidad de lu- ces en el aire, sobre el sitio de Parayma, que era el nombre de la población, y hacia la parte donde quedó el cadáver. 6. Al día siguiente vinieron, como de costumbre, los va- queros de D. Francisco Solórzano a oír la Santa Misa; y, ha- llando sin gente la población, cayeron en la cuenta de lo que había sucedido. Encontraron después tres indiecitos huérfa- nos, que se habían quedado escondidos, y refirieron los deta- lles del glorioso martirio. Anduvieron buscando el cadáver algunas horas para darle sepultura, y no hallándolo, vieron un animal manso, llamado Chiguire, que el difunto padre había criado, que iba y volvía muchas veces de la casa al monte; y, siguiendo a este animalito, descubrieron el sitio donde estaba el cadáver, todo despedazado y traspasado (le flechas y lanzas, y corriendo aún del cuerpo y sus heridas la sangre tan fresca como si le aca- baran de matar, sin el menor asomo ni señal de corrupción; sólo la barba tenía quemada, a fuego, según pareció. Pusieron el cuerpo en una canoa y lo condujeron río arri- ba a la población de El Pao, donde se hallaba el P. Pedro de Berja, quien le dió honrosa sepultura. Todo lo referido hasta, aquí respecto al martirio del P. Plácido de Belicena, dice el P. Olivares en su Memoria (1), consta de las informaciones que se hicieron, de orden del Gobernador, que lo era enton- ces D. Diego de Melo y Maldonado. Cuando contemplamos ahora, después de dos siglos y me- dio, la obra gigantesca emprendida y llevada a feliz término por nuestros Misioneros Capuchinos; teniendo en cuenta las grandísimas dificultades con que tropezaron, que parecían insuperables, por los enormes peligros que ofrecían a la vida misma de los religiosos, sentimos en el fondo de nuestra alma sentimientos de entusiasta admiración hacia los héroes desco- nocidos, que, sin medir el peligro que entrañaba la realización (1) Archivo de los Capuchinos de Sevilla.

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