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?vlSION DE LOS LLANOS,—CAPITULO 1 75 9. Al efecto, fueron disponiendo las cosas necesarias para fun- dar en las inmediaciones del río Tucuragua y se encargaron del pue- blo de Acarigua, encomienda (le D. Juan Salas, Alférez Mayor. Sacaron, en diferentes entradas que hicieron, más de dos mil in- dios, a los cuales se empezó a enseñar la doctrina cristiana y nuestra política y costumbres, con grandísimo trabajo, por la mucha rustici- dad de estos bárbaros, pero con igual amor y cariño de los Misione- ros, buscando éstos el sustento de los indios por medio del trabajo y las limosnas, proporcionándoles herramientas y todo lo necesario pa- ra que pudieran pronto llenar sus necesidades de alimento y vestido. El ímprobo trabajo y sacrificio que suponen estas excursiones, a las que no estaban acostumbrados los Misioneros, junto con la incle- mencia del clima, fué causa de que el P. Rodrigo de Granada contra- jese unas fiebres pertinaces que le fueron debilitando hasta causarle en poco tiempo la muerte. No precisa ninguno de los cronistas ni el din ni el lugar en que murió este fervoroso Misionero, ni tampoco la fecha ni el sitio en que fundaron Ja primera Misión de Tucuragua". 11. Insertamos a continuación una carta escrita en Ca- racas, en este año de 1661, por el P. Pedro de Berja, al Muy Reverendo P. Provincial de Andalucía, sacada de una copia autorizada que se conserva en el Archivo de la Biblioteca Nacional de Madrid (1); esta carta es un documento precio- so, que viene a iluminar y poner en claro algunos de los pun- tos oscuros de esta primera etapa de las Misiones. Da cuenta el P. Berja al Provincial de la muerte del Pa- dre Granada, y dice luego que hasta aquella fecha había es- tado en la Misión de Cumaná, donde tienen fundados dos pueblos, que distan de la de Los Llanos cerca de 200 leguas; por consiguiente, no pueden ser gobernadas por el mismo Superior; la carta es como sigue: "Jesús, María y Francisco.—Muy Reverendo P. Provincial. Será para mi de mucho consuelo el que ésta llegue a manos de Vuestra Caridad y le halle gozando de tan buena salud como ha de menester. Yo y los compañeros, a Dios gracias, quedamos con ella y pedimos a Nuestro Señor nos la guarde muchos años, como habemos menester. En algunas ocasiones tengo escrito avisando de la muerte del P. Fr. Rodrigo de Granada, y como es contingente el que se pier- dan las cartas, lo hago en ésta para que sea ayudado con la caridad acostumbrada. Por esta causa he dejado de asistir en la provincia de Cumaná (1) Signatura 3.561. Núm. 16.

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