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MISION DE LOS LLANOS.—CAPITULO 1 71 de algunos indios amigos, se encaminaron a las dichas partes, hallando luego bastante número de indios infieles, enterándose al mismo tiem- po de que era mucho el gentío que habitaba aquellas dilatadas tie- rras. Examinaron el natural modo de vivir de estos indios, y si tenían alguna clase de gobierno entre si; qué leyes guardaban; qué especie de sujeción tenían; si daban obediencia al superior que los manda- ba y, finalmente, si, al modo de otros indios, tenían alguna política y religión, para emprender con ellos la predicación que se deseaba, como se hace en otras partes; y después de oír a los indios de una y otra parte, y discurriendo con sus razones y noticias, llegaron los Mi- sioneros al convencimiento de que aquellos indios no tenían políti- ca de ninguna especie, pues no formaban pueblo, ni reconocían rey ni cacique que les gobernase e impusiera leyes, en tal grado que ni los hijos guardaban obediencia a sus padres, ni respetaban el natural pa- rentesco. No tienen tampoco adoración alguna, ni falsa ni verdadera; ni idea de la divinidad; y, aunque tienen alma racional, viven como irra- cionales, sin trato ni usos humanos; todos nómadas, sin casa en que vivir, sin razón para entender ni entendimiento para razonar; sin es- pera para responder. Andan en atajos, como ganado, desnudos totalmente los hom- bres, y las mujeres con un guayuco tejido de palma o de yerba, y así pasan en rancherías portátiles por las riberas de los ríos y montes, permaneciendo en ellas el tiempo que dura la caza y la pesca en aquellos sitios; y cuando lo sienten apurado, se mudan a otra parte. 2. En los inviernos hacen barbacoas en las copas (le los árbo- les, a causa de las inundaciones a que están sujetas todas aquellas tie- rras, por las muchas aguas que hacen salir los ríos de madre todos los inviernos y épocas de lluvias. Para poder cazar y pescar, conser- va cada familia su barca al pie del árbol, pues como no tienen agri- cultura, todo su alimento consiste en la caza, pesca, frutas y raíces silvestres. De las frutas, raíces y tubérculos, hacen además la chicha, o sea, la bebida con que se embriagan. La machacan entre dos piedras y le echan agua en cantidad proporcionada, y en vasijas de madera o (le barro las dejan fermentar, y a los tres o cuatro días, como hace tanto calor, se convierte en riquísima bebida; algunas de ellas son muy fuertes y embriagan pronto; otras son más suaves. Este vicio de la embriaguez es el más común entre todos los in- dios de América; pero hace más estragos en los indios de los paises tropicales, por ser más abundantes y ricas en azúcar las frutas (le que hacen las bebidas; cuando ef indio pierde la razón, se entrega a todos los desórdenes de la sodomía, incesto, adulterio; nada respe- ta, ni la inocencia ni el parentesco.

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