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ORIGEN DE LAS MISIONES.—APENDICE 63 managotos, habían fracasado, pensó en un sistema de Misiones orga- nizado por religiosos que, excitados por el amor a Dios y al prójimo, entrasen a vivir con los indios, los instruyesen en la religión cris- tiana, les enseñasen el habla castellana y los formasen a la vida social. Este era el mejor y único medio de someter las tribus salvajes e indó- mitas. Mientras se gestionaba en Santo Domingo y Europa la posibili- dad de establecer Misiones en Venezuela, tuvieron lugar las maravillo- sas apariciones de Coromoto en 1652. A la voz de la Reina de todas las naciones y pueblos de la tierra, los indios Cospes salieron de sus bos- ques; y poco después llegó de Caracas el Capuchino Fray José de Ba- zar y fundó con ellos el pueblo de San José, es decir, la primera Misión de indios en Venezuela, bajo la protección de María Santísima, Nues- tra Señora de Coromoto, por cuyo maternal cuidado se lograron las primicias (le las Misiones". Estas noticias son de gran interés, pues aclaran pun- tos oscuros de nuestra historia; casi todos los documentos que hablan de la expedición de Fr. Francisco de Pamplona a Ve- nezuela dicen con el P. Caulín (1), que fueron cuatro los re- ligiosos que acompañaron al siervo de Dios, y después no ha- cen mención más que de los PP. Magallón y Belmonte; sólo el Prefecto de las Misiones de Cumaná, ya citado, nos da el nombre del P. Monegrillo, y ahora en estas notas aparece el P. José de Bazar, predicando, precisamente en ese mismo año, a los indios de las riberas del río Guanare. Es tal vez posible que este P. José de Bazar se separase de sus compañeros, al llegar a Venezuela la primera expedición en 1650, y se fuese a evangelizar a los indios de Los Llanos, porque al l)OCO tiempo ya aparece predicando a los indios Cos- pes en las orillas del Guanare. Quizás es más probable que este religioso pertenecía a otra expedición de Misioneros, que salió de Sevilla el 7 (le di- ciembre del año 1646 con destino a Guinea en el Africa Occi- dental, donde estuvieron seis meses. Los portugueses que do- minaban aquel país los lomaron como espías, y aprisionaron en Cacheo al Prefecto de la Misión, Rvdo. P. Fray Manuel de Granada, y a los PP. Fray José de Lisboa y Fray Miguel de Granada, a los restantes (seis sacerdotes y dos hermanos le- gos) los obligaron a reembarcarse en el mismo buque que lo (1) En su Historia ya citada, página 203.

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