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ORIGEN DE LAS MISIONES.—CAPITULO VI 57 .minación en este punto; pues todo cuanto han obrado estos religiosos, desde el principio hasta ahora, lo han hecho con ardiente fervor, sin reparar en peligros ni incomodidades; y, atropellando riesgos, se han entrado tierra adentro y conseguido la reducción de tres pueblos, y han edificado tres iglesias con millares de almas convertidas. Además, han facilitado la entrada de los españoles en Los Llanos, donde hacia cincuenta años que por las guerras no se había podido penetrar, ni estaban seguros los españoles que habitaban aquellas pro- vincias; y es digno de fijar mucho la atención de Vuestra Majestad en esto, pues no es otra cosa lo que estos religiosos están obrando, sino descargar la conciencia Real de la obligación y carga con que posee aquellas provincias, por medio que no le es costoso, y sí de mucha utilidad. Considérese también que, a pesar de tantos años como hace que hay residencia de religiosos en Caracas y Cumaná, de diferentes reli- giones, no se sabe que ninguna de ellas haya intentado esta conquista espiritual; y aunque el año 1656 fueron religiosos del Abrojo a los Cumanagotos, no han avisado nada del fruto espiritual que han he- cho, aunque hemos de creer de su mucha virtud que habrán obrado maravillas. Añádase a todos estos motivos la pobreza y humildad que esta re- ligión profesa, sin ningún afecto a las cosas temporales, pues toda su ansia es conquistar almas para Dios, y procurar su mayor gloria en la propagación de la fe Católica, donde predican; y habiendo consegui- do tan copioso fruto de fieles convertidos en tan poco tiempo, es pun- to de mucho escrúpulo órrancar de raíz el árbol que lo produce, y apa- gar la luz con que se comienza a iluminar la dilatada gentilidad, sin permitir que sigan allí los religiosos que quedaron, cuando se necesi- tan muchos más. Y todavía hay que agregar el cariño que los indios han tomado a estos religiosos, los cuales, para poder conseguir mejor la educa- ción y enseñanza de los indígenas, han aprendido su lengua, algunos con gran perfección. Conviene, pues, que los que están allá prosigan sus conquistas, y que vayan los que pide el Gobernador, en número su- ficiente; pues no se comprende que, no pudiéndose impedir el paso a las Indias de tantos perdidos que rebajan las costumbres, se repara tanto en conceder el paso a tan corto número de religiosos que, con licencia de sus Superiores y sujetos a la obediencia, van a convertir los infieles, sin ningún humano interés; tanto más, cuanto que los pide el clamor común de todos, y es grande el fruto que hacen. Tenga tam- bién Vuestra Majestad en cuenta la máxima de sus progenitores "que por un alma sola que se convierta, aventurará las rentas de sus esta- dos".

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