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ORIGEN DE LAS MISIONES.—CAPITULO VI 55 y habiendo escrito en la misma conformidad el Deán y Cabildo de Caracas, se concedió que fueran otros seis religiosos que llegaron a Caracas en agosto de 1658. Se habla también concedido que fuesen otros seis religiosos para la provincia de Cumaná; pero antes de salir, se recibió en el Consejo una carta de Fr. Lorenzo de Magallón, escrita en Caracas el 2 de di- ciembre (le 1658, en la que refiere que, por haberse instalado los Re- ligiosos Recoletos en Cumanagoto, no habían podido los Capuchinos entrar en la provincia de Cumaná, pues sus indios están en guerra, y por esto se hablan repartido en la provincia de Caracas, con gran fruto de los naturales, españoles e indios, y propone que seria mejor que de dos en dos anduviesen los Capuchinos de ciudad en ciudad, y que esperaba licencia del Consejo para ejecutarlo. Esta novedad obligó a suspender el permiso de pasar a Indias los seis religiosos que estaban preparados para la provincia (le Cu- maná, y el 25 de septiembre de 1660 se dió la Real Cédula, mandando, además, que regresara Fr. Lorenzo de Magallón con. todos los religiosos que allí había; y ordenaba al señor Obispo de Puerto Rico y a los Gobernadores de Caracas y Cumaná que informasen detalladamente del estado de las Misiones de los Capuchinos, y de las de los Recoletos del Abrojo entre los Cumanagotós. Contestó luego el P. Lorenzo de Magallón, diciendo que estaba pronto para embarcar, pero que no se lo había permitido el Goberna- dor de Caracas y Cumaná, refiriendo los motivos que tuvieron para no dejar marchar a los Misioneros, porque no desamparasen el pro- greso de aquellas Misiones, ponderando el colmado fruto que allí ha- cían estos religiosos; añadiendo el Gobernador de Caracas, D. Pedro Porras, con fecha 2 de abril de 1661, que le avisé el Gobernador de Cumaná que, juntos los dos Cabildos eclesiástico y civil y el pueblo, hablan resuelto que no saliesen de allí los Capuchinos. En las cartas que escribieron unos y otros ponderaban asimismo el desconsuelo que causaba la idea de que desamparasen la Misión de aquella provincia, siendo tan dilatada y tanto el número de infieles que había en ella; pues, aunque fuesen mil los operarios, hay mies bastante en que se ocupen. 5. En el Memorial de Fr. Agustín de Frías y Fr. Francisco de Tauste, Religiosos Capuchinos que Vuestra Majestad remitió al Consejo, hacen constar el gran fruto que se ha conseguido y se consigue en aque- llas reducciones; y suplican que se les permita a los religiosos que están allá, retirarse a sus provincias de España, y en caso de que (le- han de perseverar, se dé a este asunto forma estable y permanente, para que puedan trabajar sin recelo de novedades, y piden con gran- de instancia se dé pronta resolución.
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