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50 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA necesarias, para empezar a trabajar en la reducción de Los Llanos y Cumaná; y, aunque muchos señores de Caracas que- rían se fundara un hospicio en la ciudad, los Misioneros, aten- diendo más bien a la salud de las almas que a sus propias co- modidades, determinaron ir a los indios el mismo año de 1658. Les sirvió de grande estimulo una carta escrita por el Deán y Cabildo de Caracas, de la cual ofrecernos un extracto a nuestros lectores: "Nos, Deán y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de este Obispado de Venezuela, Sede vacante, etc. Por cuanto deseando el bien espiri- tual y temporal de los indios Guayamonteyes, que tan extendidamente habitan en Los Llanos y en la ciudad (le Guana-Guanare, sin sacerdo- tes que los catequicen y administren los Santos Sacramentos; por otra parte, están estos indios expuestos a que hombres perdidos y sin con- ciencia, con licencias de Gobernadores y Alcaldes, los vayan a cauti- var, para llevarlos maniatados con colleras a vender como esclavos, arrancando los hijos a los padres y las mujeres a sus maridos: Y habiendo el capitán Juan de Salas fundado un pueblo de indios Guayamonteyes con una iglesia, mandamos al Presbítero D. Fernando García, cura doctrinero del pueblo de Acarigua, que está cercano al que fundó el capitán Salas, que visitara y acariciase a los indios que allí se hablan reducido, y dijese los días de fiesta dos misas, una en cada pueblo, hasta que se proveyese de sacerdote que les asistiera; de lo cual dimos cuenta a Su Majestad, quien, con celo de la salvación de las almas, nos envió los Misioneros Capuchinos, para que se ocupasen de la reducción de estos indios: Acudiendo por nuestra parte a la obligación que, Sede Vacante, nos impone nuestro cargo, hemos recibido a los dichos religiosos co- mo varones apostólicos, dignos de toda veneración; y les hemos con- cedido amplias facultades para ejercer su ministerio en todo el obis- pado; y les concedemos también para que, con la bendición (le Dios nuestro Señor, vayan a la conversión (le los indios, en el referido pue- blo, y en todos los demás que fundaren (le Guayamonteyes y demás gen- tiles (le Los Llanos; para que los catequicen, enseñen y adminisfi'en los Santos Sacramentos, necesarios a su salvación; y lo mismo hagan con los españoles que se hallaren en dichos pueblos y llanos, y a los ne- gros, mulatos, cautivos y libres. Confiamos en la misericordia de Dios nuestro Señor y de la santa y loable vida de dichos religiosos, (le que tantas experiencias nos de- jan, que su doctrina y buen ejemplo han de despertar para la gloria a todas aquellas almas, dormidas en la gentilidad; y asimismo los de- fenderán de los que quieran cautivarlos; (le lo que resultará gran ser- vicio de Dios nuestro Señor y de Su Majestad el Rey, y sería.un timbre

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