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392 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA aunque se les dió un poco de tabaco a cada uno, porque de lo contra- rio sería necesario pasar mucho tiempo. Este día caminarnos corno diez leguas. El día 9, seguimos nuestro rumbo y llegamos al río nombrado Ca- navidhe, siguiendo el viento Norte, corno a cosa de mediodía, porque se hizo jornada corta por mal camino, por los muchos cerros o méda- nos de arena que hay en aquellos países, y los caballos que venían sobrecansados y era preciso sobrellevarlos, y ser parte en donde no había habilitación por ser tierra inculta. En este, día caminaríamos co- mo seis leguas, y estando rancheados se oyó como bramar unos ani- males; las gentes dijeron ser Paujíes de Piedra, pero yo con el deseo que tenía de tirar por no haber encontrado en to- da la jornada cacería alguna en todo el, territorio, determiné entrarme con cuatro hombres armados y seis escopetas por el monte de dicho río, y abriendo carninocorno media legua di con los animales; pero no eran paujíes, y encontrarnos ser pavos reales, los mismos que hay en las casas, con variédad de colores en las plunias, cola y pescuezo y lo demás; su canto es como un bramido lóbrego, casi como los Paujíes de Serranía de Piedra. En este río habitan muchos indios y algunos tie- nen algunas batatas, auyamas, y creo que si éstos tuvieran otras semi- llas, corno son frijoles, maíz y otras legumbres, se dieran a trabajar porque la tierra promete fertilidad, según se ve; pero en el día son muy pocos los que trabajan por no tener ninguna educación, ni menos modo de república; pero no hay la más mínima duda que con algún trabajo se dieran a civilidad, porque se conoce cii ellos no ser de mal genio. El día 10, caminando hacia el Norte, llegamos al río Arauca, tér- mino que deslinda las jurisdicciones de Casanare y Barinas, y pasando adelante llegamos a las orillas del río Mati-Jure, donde hicimos noche. En esta caminata no se vió cosa especial, sólo sí entre el río Arauca y el Mati-Jure, en un llano muy explayado y hermoso, hay una laguna que puede tener como cuatro leguas o más de circunferencia, con abundancia de aguas y muy buenas, cuyo sitio me parece muy propio para una fundación, por tener buen cielo y buen terreno donde poder hacer sus labranzas. Todo este día caminamos como doce leguas. El día 11, salimos y llegamos al Paso Real del Apure, en donde se quedaron los compañeros, y yo me pasé al pueblo de San Antonio, a donde me fui a reforzar de cabalgaduras para después seguir mi ca- minata para mi casa. En este día se hicieron diez leguas de caminata hacia el Norte. Los días 12, 13 y 14 tuve de descanso, y el día 15 salí para Guana- re, siempre al Poniente. Gasté cinco días de camino. En esta camina- ta no hay cosa especial que notar, sólo la mucha multitud de ciervos o venados que hay, particularmente en el sitio que llaman Laguna de Morenos. He visto juntos más de doscientos, y otros dispersos, y aun-

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