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390 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA Olivares, el subirse arriba de la dicha piedra y encontró en ella un lu- cero, como si fuese una tinaja grande llena de agua muy clara y bue- . na, en donde nos providenciamos de la que necesitábamos, siguien- do al extremo del otro lado en donde corría el río, fué preciso ir a pie, porque los caballos se atascaban mucho en la arena; pero como el an- ' cho de la boca era dilatado, fué preciso descansar dos o tres veces en aquellas arenas, hasta que llegamos a donde corrían sus vertientes, que a mi parecer, en cuanto al caudal de agua, puede competir con el río Apure, pero en cuanto a la caja-del río es más ancha y me parece tam- bién que en el invierno puede traer más agua; esto (ligo POF las seña- les que se conocen en las mismas crecientes. En fin, nos volvimos a re- gresar afuera, en donde teníamos nuestro rancho. En este día se com- pondría nuestra caminata como de doce leguas más o menos El día 2, seguimos nuestra caminata al Naciente, y encontramos varias peñas muy grandes, todas de una pieza, y en especial una que 3 corre de Norte a Sur, y por la parte del Sur tendrá de alto como ochen- W. ta o más varas y de circunferencia ochocientas; de color negro, ca- raspeloso; estuvimos en lo alto de dicha piedra, que tiene un plano muy grande y en él se encontraron varios arbolitos y piñas silvestres Y S guiendo nuestro camino llegamos al alto de las Temporalidades, cuyo sitio es muy bueno y alegre, tierra alta y muy propia para fundar una buena villa, pues hay conveniencia para ello. En la misma boca del Me- ta no la hay, porque me parece ser tierra baja y no puede menos que inundarse, pues me parece que habrá como cuatro leguas de distancia de dicha boca al alto de las Temporalidades; en éste concurren todas las conveniencias que se pueden desear, pues si es para criar ganado mayor es muy propio y tiene muy buena conveniencia para poner ye- guadas y crías de mulas y lo demás. También tiene tierras para brar, ya sea sobre el margen del río Orinoco, o ya en las montañas del río Meta, o en las orillas del río Sinaruco, o también en un brazo que despide este río, llamado Sinaruquito, porque en todas cuatro partes se puede gozar de esta conveniencia, por hallarse este expresado sitio circunvalado por dichos ríos. En este lugar se hallan bellas maderas, y muchas para poder fabricar, particularmente una a que se (la el nom- bre de congrio, que me aseguran ser tan firme y sólida como la Bera; de ésta hay con abundancia palos muy derechos, y en lo grueso hay de todas calidades. Su hoja es pequeña y larguita, y en el modo de en- cumbrar hace la figura casi de ciprés, y se encuentran cejas de monte de este palo. El día 3, salimos del hato de las Temporalidades y caminamos ha- cia el Naciente, cuarta al Norte, siempre por sabana limpia, sin haber encontrado inconveniente, y se caminaron como diez leguas. El día 4, seguimos nuestro camino por el rumbo antecedente, y pasamos el río arriba nombrado Sinaruco, y fuimos a dormir a una quebrada que al parecer sale de unos cerros o galerías de piedras. En este día caminamos como diez leguas.

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