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MISION DE LOS LLANOS Y APURE.—CONCLUSION 383 nes de cada tribu"; hombres escogidos, de la talla intelectual del P. Andújar, que al mismo tiempo q'ue predicaban a Jesu- cristo, brillaban por sus profundos conocimientos de las ciencias naturales. Estuvieron los Misioneros dotados de tales arrestos de fortaleza en sus pechos, que valientemente despreciaron, con riesgo manifiesto de su vida, el hambre y la sed, las priva- ciones de toda comodidad y hasta la carestía de lo más nece- sario a la existencia, doblando los unos en glorioso martirio su cerviz ala macana del salvaje, pereciendo otros entre las horribles convulsiones del veneno propinado por la incons- tante fiereza y desmanes de los indios, y prefiriendo todos, antes que volver cobardes pié atrás, sucumbir en la brecha bajo los certeros golpes de las fiebres infecciosas y los efectos mortíferos del clima. Ellos abandonaron sus hogares, a los que no volvieron una docena contada de los ciento cincuenta, que entraron en Los Llanos, anteponiendo varonilmente perder la vida entre los trabajos y sufrimientos de su tan arduo Ministerio apos- tólico a gozar tranquilos, en los últimos años de su existen- cia, de los dulces lazos de la familia. Tan sólo la caridad, el anhelo de salvar los míseros salva- jes, les movió a penetrar en las incultas selvas y dilatadas lla- nuras, donde jamás había llegado rayo de luz, para conquistar a la fe de Cristo y la causa de la civilización innumerables indios, que, indomables a la espada del guerrero, caen ante las palabras de cariño y afecto de los Misioneros que los lla- man hermanos, los abrazan con ternura de padre, los defien- den de todos los que quieren explotarlos y forman con ellos, a costa de sudores y sacrificios sin cuento, la mayor parte de las poblaciones de esa inmensa región. En sus ciento cincuenta años de apostolado fundaron lo Capuchinos Misioneros de Los Llanos de Caracas, llevándolo a cabo sin contar con otros medios ni recursos que los sumi- nistrados por su ingenio y la providencia divina, alrededor de ciento cincuenta pueblos y ciudades, que son todos los actual- mente existentes en los Estados Guárico y Cojedes, y los si- tuados en las extensas regiones del Apure y el Meta y casi

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