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MISION DE LOS LLANOS Y APURE.—CAPITULO XXIX 379 que los oficiales (le la ciudad de Santa Fé, en el nuevo reino de Grana- da, entregasen cierta cantidad a los Misioneros de Guayana para socorro de aquellas nuevas reducciones y fomento de las treinta familias de is- leños que habían ido. Pasó a su cobranza de orden del Prefecto de aquellas Misiones Fray Mariano de Seba, y al mismo tiempo pasó en compañía del Padre Fray Bartolomé de San Miguel el Padre Fray Salvador de Cádiz, de orden de su Prefecto a la dicha ciudad de Santa Fe para percibir (le sus oficia- les (le la Real Hacienda otra cantidad que Su Majestad libraba a estas Misiones de Caracas. Hiciéronse de parte de unas y otras Misiones las diligencias necesarias; y sin embargo (le que el señor Don Antonio de la Pedrosa, consejero de Indias, que se hallaba con el gobierno y supe- rintendencia de aquel reino por orden de Su Majestad, hizo cuanto pudo por socorrer ambas necesidades, no pudo por no haber efectos en las reales cajas de Santa Fe, y haber otras urgencias más precisas, como lo eran el reparo de las murallas de Cartagena. Y por último, nos despa- chó sin socorro alguno después de caminadas cerca de cuatrocientas le- guas por tierra desde Caracas, y (le la Guayana mayor número (le leguas por el Orinoco, tierra y otros ríos. El dicho Padre Fray Salvador de Cá- diz se volvió por Guayana para Caracas en compañía del Padre Fray Mariano de Seba, y al llegar a la Guayana y saber las familias de los isle- ños que no les iba el socorro que Su Majestad les había ofrecido, no es ponderable los extremos que hicieron (le sentimiento; levantárúnse por último dichos isleños, y desamparando la Guayana por no poderse man- tener en aquella desdicha sin socorro, los más se vinieron por tierra a esta provincia de Caracas, en donde aun hoy se mantienen algunos. Los religiosos que estaban atendiendo a los indios de las Misiones del río Caroni diez leguas de Guayana con el abrigo de las familias de isleños, viéndose desamparados de ellos y amenazados de los caribes, con con- sulta (te] Gobernador Don Pedro de Yarza, desampararon el sitio y se retiraron uno a Guayana, otros a Trinidad y los más se volvieron a Es- paña, viendo frustrados sus deseos y cerradas las puertas para la con- versión de aquellos gentiles". Se organizó en 1723 la tercera expedición a Guayana, es- peranzados los Misioneros en el apoyo y buenos deseos del Rey; sin embargo, se encontraron con la misma dificultad, según se desprende de la carta del P. Prefecto, Fr. Agustín de Olot, en la que avisa al Consejo (le Indias de que se habían pasado va- rios meses sin recibir la parte correspondiente de los ciento cm- cuenta pesos, que estaban asignados a cada religioso, teniendo que valerse los Misioneros de su industria y arbitrios para no morir de hambre (1). (1) Cuervo. Documentos cits. T. IV, p.' 214-5.
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