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366 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA "Una de las cosas que considero más necesaria es que haya un Hospicio en esa ciudad, para que sirva de alojamiento a los religiosos que llegan de España, hasta que son destinados a los pueblos de las Mi- siones, y para que vivan los, ancianos que se imposibilitan. A este efecto, mandé la otra vez que fui Comisario al Padre Fran- cisco de Vélez para que hiciera la fundación en la Capilla y casa que nos ofrecía el maestro albañil Juan Domingo de la Santísima Trinidad, dán- dole para esto el titulo de Procurador de las Misiones". A esta contestó el señor Agüero diciendo (1): "Estoy trabajando en la fundación del Hospicio, y Pienso conse- guir un Santuario que hay en las afueras de esta ciudad, que pertene- ce a un sacerdote que lo fundó con destino a los filipenses, y no será dificil que lo ceda a nuestros capuchinos, en lo que se ahorraría mucho gasto, y podrían desde luego establecerse allí y vivir en comunidad, que es lo que importa para unión de todos y conservar la disciplina regular. Caracas, 14 (le julio (le 1773. José Carlos Agüero". Este sacerdote, a quien se refiere el señor Agüero, era don Salvador Bello, el cual ya estaba resuelto a donar su Santuario de la Divina Pastora a los Misioneros Capuchinos. Conocedor de estas buenas intenciones del señor Bello el Padre Procurador de la Misión, Fr. José de Soto, le escribió el 4 de agosto de 1773 la siguiente carta (2): "Señor Presbítero don Salvador Bello. El señor Canónigo, doctor (Ion Lorenzo Fernández de León, me ha avisado de la devota acogida que el favor de usted nos proporciona a los Capuchinos cediendo para Hospicio esa casa e Iglesia de la Divina Pastora bajo ciertas condiciones. Agradeciendo con el más reconocido afecto y amor este favor, por el cual le doy las más expresivas gracias, suplico a usted que, a fin de que llegue al mejor término posible este importante asunto, y se quite cualquiera dificultad que pueda ofrecerse, nos avise de los términos, condiciones y cargos que de nosotros pide pata que se verifique nues- tro establecimiento en esa casa, de que nos hemos (le hacer cargo. Advertido de todo, no omitiré diligencia alguna para llegar a un acuerdo que satisfaga a usted, a quien me ofrezco atento y seguro ser- vidor. Fr. José de Soto". (1) Biblioteca Nacional de Madrid, signatura 3.649. (2) Idem, ídem.

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