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58 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA peranzas muy halagüeñas de fundar una porción de pueblos, por ser muy numerosa esta tribu, hasta entonces totalmente desconocida. Como este García sabía el español`, el yaruro, el inohinero, el oto- maco y el chiricoa, y les podía servir de mucho su cooperación, le nombraron Gobernador de los chiricoas, ordenándole que en calidad de tal, pasase a donde ellos estaban y les mandase cortar y preparar la madera para formar las casas y los pueblos, y que después de pasa- do el invierno, irían a visitarlos...... 6. Era tan buena la disposición en que se halaban las tribus to- das de indios, que se propuso proporcionarles vestidos a cambio de dos hamacas que cada familia debía presentar, y a este fin emprendió el viaje a la capital Achaguas embarcado en una canoa, que era goberna- da por tres indios. El día lq de Agosto salió del Palote y llegó a Acha- guas el 6 del mismo mes navegando por el Arauca. Presentóse al Gober- nador a quien dió cuenta del estado en que se hallaba la Misión, de la buena disposición de los indios y del fin que le había llevado a Acha- guas y de allí a San Femado, que no era otro sino el de hacer una com- pra de ropas y de varios objetos para establecer un depósito en el Pa- lote, del cual se podrían proveer los indígenas a un precio equitativo, impidiendo de este modo la explotación de los mismos por los comer- ciantes que allí acudian. El Gobernador alabóle mucho su celo por la civilización de los salvajes; pero ¿tuvo algún feliz resultado esta ala- banza? Todo lo contrario. Estaba reposando el cansado Misionero para continuar su viaje a San Fernando, cuando al poco tiempo el Goberna- dor le mandó con su escribiente cuatro oficios del Gobierno de la República. En el primero, que llevaba la fecha del 28 de Junio, daba las gracias a nuestro Misionero por el ardiente celo que desplegaba en la reducción y civilización de los indígenas. En el segundo, de la mis- ma fecha, mandaba al Gobernador de la provincia de Apure que les proveyera de un molde para hacer las hostias para la Misa. En el terce- ro, de 12 de Julio, ordenaba el Supremo Gobierno que los Misioneros prestasen el juramento por el que quedaban obligados a sostener a todo trance la Constitución y las demás leyes de la República, y además a to- mar carta de naturaleza en la misma, y que de no hacerlo así, estaban obligados a reintegrar a la nación todos los gastos de transporte desde Europa hasta la misma República; y por último, a salir de ella. En el cuarto se ordenaba que se satisficiese a los Misioneros de Achaguas la pensión prometida, pero después de haber jurado la Constitución del Estado, no antes. Estos dos últimos decretos fueron como el golpe de muerte para la Misión de Achaguas y para la del Cariben, en la que se hallaba el P. Guillermo de Ugár .... Respondió el P. Adoain al Gobierno que esta- ban muy prontos a reintegrar los gastos ocasionados por causa de su vi'a- - ---- ahonara la pensión que les era debida desde que

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