BCCCAP00000000000000000000503

MISION DE LOS LLANOS Y APURE,—CAPITULO XXVII 353 padre de familia sus hijos e hijas por no estar seguros en la población por la mucha corrupción que dejó la guerra; después ha seguido y si- gue la misma libertad. Se hallan muchos que desde esta época no han pisado lo que se llama pueblo, porque dicen, no habiendo padre (que así llaman a todo sacerdote), ¿para qué hemos de ir al pueblo? EsLa ¡nos mejor en este desierto. Los apureños son sumisos (máxime con los sacerdotes), nobles, generosos, valientes, intrépidos, guerreros, en par tic ular para la caballería, no hay otros. Los apureños o llaneros han sido temidos en todas las épocas, porque no preveen ningún peligro. No conocen más que dos estaciones al año, una de lluvias y la otra de sequía. Las lluvias comienzan a mediados o fines de Mayo y siguen hasta principios de Noviembre.' Son tan copiosas que parece el fin del inundo. Cuando llueve son casi diarias. Los truenos y relámpagos son espantosos. Como todo el Apure y gran parte de las provincias de Cara- cas y Barinas son como la palma de la mano, el agua queda estancada; además, los ríos salen de madre y se inunda toda la tierra, fuera de al- gunas pocas elevaciones, donde están las casas. El año de 1844 salió más que nunca el Apure, rompió todos los diques y pasó por medio de San Fernando, llevó casas, arruinó ¡as pocas calles y la gente pudo sal- varse en canoas, y abandonando sus casas fueron a otros puntos, hasta que calmó. En este tiempo de humedad siembran maíz, batatas, pláta- no, cambures, frijoles, caraotas, yame, yuca, de donde sacan el pan or- dinario de toda la provincia, que se llama cazabe. El agua que esta raíz arroja cuando la es primen es el veneno más activo para quitar la vida en menos de ocho minutos al animal más bravo: y el almidón de esta agua es el mejor que se conoce. Casi todos se dedican a la cría del ganado vacuno, caballar, mular, que son muy abundantes, sobre todo el vacuno. Baste decir que una arroba de carne se compra por dos pesetas, como la he comprado yo, pero (le la mañana a la tarde se corrompe por el gran calor que hace, y por eso es preciso salarla y dejarla al sol. Un toro de cinco años vale 20. o 25 pesetas. Les parecerá una exagera- ción, pues ahora no hay ni una tercera parte de lo que había antes de la revolución. Hubo particulares que al rey le puso 2,000 caballos de su potrero. Ahora escasea bastante, porque desde el 35 al 40, una peste acabó con todo el ganado caballar. Es la tierra más rica y abundante de pastos para la cría. Desde que se retiran las aguas hasta la entrada, no se ven sino muy pocas nubes; en este tiempo hace el calor más grande, y si no fuera por la continua brisa, nadie podría soportar el calor. ¡4)8 ríos más caudalosos son: Orinoco, Meta, Apure, Arauca, Ca- naviche u Capanaparo. Todos desembocan en el Orinoco: hay otros brazos como el Apunto, que sale del Apure y pasa por Achaguas, el Cano0ero, el Rosita y el Charretela, que salen del Ai'auca. Todos son mismo; por el Orinoco al Caroni, por el Portuguesa al Baúl, ji por el mismo Apure, hasta Nutrias, que es provincia de Barinas; por el Apu- T. 1.—P. 23

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz