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MISION DEL ALTO ORINOCO Y RIO NEGRO.—CAPITULO XXVI 335 "El que suscribe, Fr. Tomás Bernardo de Castro, Misionero en el pueblo de la Humildad y Paciencia de Camaguán, certifica: que el día 12 del presente mes llegaron en una embarcación Curiana, dirigida por cuatro obreros del hato de San Félix, del otro lado del Apure, los PP. Ni- colás de Antequera, Fidel de Granada y Juan de Ubrique, Misioneros del Alto Orinoco y Río Negro, y venían tan sobremanera enfermos y llagosos, que no se podían valer; los cuales afirman y dicen que vienen a presentarse al P. Prefecto de esta Misión de Los Llanos, para con su permiso ir a hablar con el Capitán General, a fin de que, con la anuencia de los dos, puedan informar al Reverendísimo Comisario General y Consejo de Indias de lo que está pasando en las Misiones del Alto Orinoco, y pongan remedio a tantos males. He facilitado el viaje a los PP. Nicolás de Antequera y Juan de Ubrique, que se han repuesto algo estos días, y el P. Fidel de Grana- da queda aquí en esta Misión, hecho una pura haga de pies a cabeza, y le continúan las calenturas con bastante fuerza; creo está en peligro de muerte. Para que conste lo firmo en esta Misión de Humildad y Paciencia, a 18 de julio del año 1771. Fr. Tomás B. de Castro". Además de este certificado que entregó a los Misioneros, el P. Tomás de Castro escribió al P. Prefecto la siguiente carta que, aunque repite algunas cosas, nos da una idea más clara del estado en que llegaron a su Misión de Camaguán los po- bres Misioneros (1) "Muy Reverendo P. Prefecto: El (lía 12 del presente mes de julio llegaron a esta Misión de mi cargo los PP. Nicolás de Antequera, Fi- del (le Granada y Juan de Ubrique, Misioneros del Alto Orinoco y Río Negro, los cuales fueron conducidos aquí por unos peones de D. Anto- nio Mirabal desde San Félix. Llegaron dichos Padres enfermos de modo tal, que causaban asom- bro y compasión, aun a los menos piadosos; todos hechos unos esque- letos, llenos de llagas, con calenturas. He usado con ellos de aquella caridad fraternal que nuestro ins- tituto ordena, en cuanto mi posibilidad ha dado de si; dicen que han venido en primer lugar a presentarse a esta Provincia, y desde aquí seguir a donde Vuestra Reverendísima esté, a prestarle la debida obe- diencia e informarle del motivo de su venida, y también para informar al Reverendísimo P. Comisario General, presentándose antes a ese Gobernador de Caracas. (1) Biblioteca Nacional de Madrid, signatura 3.648.

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