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M!SION DEL ALTO ORINOCO Y RIO NEGRO.—CAPITULO XXIV 323 asistir a aquellas dilatadas reducciones, en consideración a que, en con- ciencia, no se pueden cumplir los reales y católicos intentos, sin auxilio (le suficientes operarios que trabajen en esta nueva viña del Señor, que se halla distante de Santa Fé treinta días de camino por agua y tie- rra; de esta capital de Caracas veinticuatro días por agua y tierra a la primera Misión de San José de Maipures, y desde allí a las de Río Ne- gro treinta días por agua, y por el río Atabapo diez días, y de la Nueva Guayana al citado Maipures veinticinco días por agua, sin que en las inmediaciones se encuentre sacerdote, sino los que se pusieron de nue- vo, en cuya exploración y viaje de ida y vuelta ha gastado el trascurso de un año por agua y tierra. Y precisado el informante a recurrir a Vuestra Señoría para los auxilios de la Real limosna que Su Majestad tiene concedida y asigna- da en las Reales Cajas de Santa Fé, por haberse excusado ministrarla aquel Excelentísimo Señor Virrey, por hallarse sin caudales algunos, como inc insinúa en la que he hecho presente a Vuestra Majestad, ha venido a su presencia con esta ñecesidad y la de otros auxilios para continuar aquella obra tan del agrado de ambas Majestades, y al mis- mo tiempo ha informado a Vuestra Majestad puntualmente, cómo se halla enterado de aquel territorio y naciones, y lo hace por éste, para que lo tenga más presente, a fin de que se sirva informar a Su Ma- jestad y apoyar la súplica que hago de más religiosos para conse- guir el fruto, que la mano de Dios ha proporcionado al católico celo de Su Majestad en aquellos nuevos y remotos paises, poblados de innu- merable gentilidad. Caracas 17 (le marzo de 1768. Fr. Joseph Antonio de Jerez, Prefecto del Alto Orinoco y Río Ne- gro". 3. Como habrá visto el lector, termina el anterior informe el P. Prefecto pidiendo el envío de diez Misioneros, para que, en unión con los siete solicitados por D. Manuel Centurión, pu- dieran atender debidamente al inmenso campo de evangélica exploración que se presentaba a su infatigable celo. En la Re- lación del año siguiente, relata el P. Prefecto las correrías apostólicas y nuevas fundaciones de pueblos, lo cual hizo más sensible la escasez de operarios evangélicos; y como no habían llegado los Misioneros pedidos en el año anterior, de nuevo in- siste en su venida ante el Gobernador de Caracas (1). (1) Documentos citados del Sr. Cuervo, T. III, pág. 248; J. Viso, Pág. 208.—.Estos tres Informes los trae también el mismo Viso en su "Refutación del folleto del Sr. Dr. Arosemena, sobre límites entre' Vene- zuela y Colombia". Págs. 98-108. Madrid, 1883.

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