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MISION DEL ALTO ORINOCO Y RIO NEGRO.—CAPITULO XXIV 321 por tierra en medio día, desde el río Atabapo hasta dicho caño de Da- vipe, y desde éste tres días a San Carlos por Guainia, que así llaman los naturales al Río Negro. También exploramos en esta ocasión la gran Fortaleza, que actualmente están fabricando los portugueses en el pueblo de San José de los Marabitanos, distante de San Carlos 20 le- guas aguas abajo. El designio de fortificarse, además del particular in- terés con que miran aquellos territorios, me parece habrá sido la su- blevación, así de la tropa como de Indios, y éstos haber muerto un Te- niente (le Infantería, un soldado y algunos Indios; y los que quedaron, así soldados como Indios, se refugiaron bajo la bandera de nuestro Soberano, bajando los soldados a la Guayana y quedándose los natu- rales en nuestro dominio, lo que expreso a Vuestra Señoría por lo que importe. El día 30 (le agosto subimos por el Casiquiare el informante y di- cho Bobadilla para el Alto Orinoco y sitio de la Esmeralda, gastando diez y ocho días hasta dicho río, donde encontramos ya a D. Apolinar Díez de la Fuente. Aquí se construyeron algunas casas para los Indios que a nuestro aviso y diligencias ya practicadas por dicho poblador, D. Apolinar, fueron ocurriendo (le las naciones Muquiritares, Gatera- penes, Gnainabis y Mecos, cuyo número, según las relaciones de sus Capitanes e informes que se tomaron a unos y otros reservadamente, y cerciorándonos por medio de los soldados que despachamos a su re- conocimiento, resultó el (le seiscientos Guainahis, ciento sesenta Ma- quintares, cien Cataraperzes, dos mil Mecos, y de las naciones Guajari- vas, Guatapayanes, tres a cuatro mil. Estas dos últimas naciones no concurrieron por la distancia de su morada; de las otras cuatro vinie- ron Capitanes y gentes, con regalo de cacao, mañoco, cazabe y pláta- nos, acompañando a los soldados exploradores, y se nos presentaron pidiendo ser poblados y mantenidos en seguridad y auxilios (le las ex- torsiones que padecen de los Caribes y Holandeses, que los molestan en grande manera; quedándonos el sentimiento de flO poder acudir a sus deseos por falta de medios con qué construirles casas, labranzas y tapar su desnudez, que lo necesitan por la mucha plaga; pero les ofrecimos, con la ayuda del Señor, proveerles lo necesario para el cum- plimiento de sus buenos deseos, y con cuya promesa, esperanzados, continúan la comunicación con el Poblador D. Apolinar Díez de la Fuente y la tropa de la Esmeralda; y se proporcionará con toda breve- dad esta empresa, con las providencias que lleva este Poblador, a quien encontró el exponente en Cabruta, de vuelta de la Esmeralda, con al- guna provisión a este fin .............. Desde dicho sitio subimos por el mes de Noviembre a la explora- ción (le la tierra y riberas del río Orinoco, hasta sus cabeceras al Este; navegando catorce días, en los que observamos y reconocimos más por extenso las citadas naciones y los muchos cacaguales que allí ha T.1.—P. 21

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