BCCCAP00000000000000000000503

ORIGEN DE LAS MISIONES.—CAPITULO 1 29 Se fué Fr. Francisco de Piritu a Nueva Barcelona, y el Go- bernador le convidó a comer en su mesa; durante la comida, con mucha prudencia habló Fr. Francisco del asunto; y, como el Gobernador se excusara, tomó el Santo Hermano un peda- zo de pan y dijo al Gobernador: «no niegue los hechos Vuestra Señoría, porque se está comiendo la sangre de los indios»; y apretando el pan echó sangre en abundancia. Quedó con esto muy mortificado el Gobernador, y, al notarlo uno de sus adu- ladores, le dijo: «No se aflija Vuestra Señoría, porque Fr. Francisco es un mal Fraile, con mis ojos lo he visto yo faltar a sus votos»; y al momento, aquel hombre quedó ciego, cubier- to de lepra, y murió después asesinado. De este hecho da testi- monio el Venerable Padre José de Carabantes. (1). No obstante estos milagros, el Gobernador denunció a la Misión, diciendo que estaba en aquella región sin licencia, y se hizo eco de la calumnia de que hicimos referencia, contra la ho- nestidad de Fr. Francisco. 11. El Venerable siervo de Dios emprendió su viaje a Es- paña y murió en La Guaira, como veremos en el tomo tercero. (1) Este suceso milagroso reerido por el P. Anguiano en su Obra citada, lo reconoce por «cierto y verdadero» D. Julio Puyol en su libro <Vida y aventuras de Don Tiburcio de Redin soldado y Capuchino», Madrid, 1913, pág. 88.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz