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302 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA La perdición experimentada en cerca de veinte pueblos después de entregados al Ordinario por estas Misiones, como los atrasos y dismi- nución de que V. M. puede estar informado se experimentan en algunas de ellas, no es ni ha podido ser culpable en nuestros Misioneros; si en la común inconstancia de los indios y amor que como los brutos conser- van a los montes, huyéndose con frecuencia a ellos aun después de mu- chos años de poblados, doctrinados; como también el esencial tránsito que encuentran estos pobres entre un Misionero capuchino que les da cuanto quieren y tiene por el amor que engendra el haberlos criado, y un clérigo secular en el que no concurren todas estas circunstancias, fuera de que las viciosas costumbres de los indios hay temor muchas veces al castigo de ellas, natural repugnancia que tiene de sujetarse a doctrina, racionalidad y política, el menos trabajo con que se mantie- nen en el desierto, montes, abundantes ríos y algunas expresadas pes- querías, mieles, frutas y raíces silvestres para sus comidas y bebidas, como el dilatado margen que les ofrece el vasto y despoblado de la provincia; son causas de que así se experimente y en ella tiene Vues- tra Señoría las más evidentes pruebas con las muchas gentes que viven despobladas en ella sin pasto espiritual alguno; y en el conocido fin de huir de las Justicias y Doctrina para ejecutar sus maldades con menos sustos, testigos y más libertad: cuya notoria experiencia, aun en los pueblos (le otra naturaleza que los de nuestras Misiones, experimenta cada día según se notan deteriorados y disminuidos muchos de ellos y especialmente los de los indios; por lo que claramente puede inferirse que es culpa de ellos y no de los Misioneros, quienes procuran conservar las Misiones de su cargo con el reemplazo sucesivo (le indios que en ellas se hace, ya de los nuevamente conquistados, ya de los dispersos, como para no exponer el celo apostólico, trabajos, fatigas personales a tan considerables y lastimosas pérdidas. Así lo han expuesto a S. M. con instrumentos justificativos en su Rl. y Supremo Consejo de estas Indias; de quien ha merecido la aprobación de su conducta, satisfac.ción y gra- cias que constan en muchas de las Rs. Cédulas; principalmente por su desinterés y menos costo a su 111. Erario, con que le han servido y sirven estas Misiones. Caracas y Mayo 28 de 1770. Fr. Félix de Cortes, Prefecto". 13. Seguido de la anterior Relación, encontramos en el mismo cuaderno el siguiente cuadro (1), que contiene un su- cinto resumen del estado de las Misiones por aquellos años. (1) En la Biblioteca Nacional de Madrid, signatura 3648, se con- serva esta lista, aunque está incompleta y difiero algo respecto de la edad de algunos Misioneros de la que insertamos e el texto. No sabe- mos si se debe atribuir a error del copista.

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