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28 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA Cada día iba en aumento el fervor religioso de aquellos indios, y eran maravillosos los efectos que producían en las al- mas los Santos Sacramentos y las instrucciones de los Misio- neros; y servíales de particular consuelo el ver la puntualidad de todos, chicos y grandes, a las misas, pláticas y demás ejer- cicios en que los habían instruido. Ayudaba mucho a todo esto el grande afecto que los in- dios habían tomado a los Misioneros y la veneración que por ellos tenían, debido a la afabilidad con que los religiosos los trataban; pues no regateaban sacrificio alguno, que condujera al alivio de sus indios y a darles algún consuelo. Para que los Misioneros no fueran gravosos a los indios, atendida su pobreza, ellos mismos se sostenían con su trabajo, cultivando los huertos, que habían hecho junto a las iglesias y casas de residencia, manteniéndose, como el Apóstol San Pa- blo, del fruto de sus manos, no aceptando zada de los indios, ni siquiera un ave de las muchas que se cazan en el país, antes bien repartían con ellos las hortalizas de sus huertas. 10. Reconociendo los indios Chacopatas lo contentos que vivían sus vecinos los Piritus y Cochismas con sus Misioneros, se agruparon en otra población, y se edificó tercera iglesia, quedando así cada Misionero sacerdote con su Misión: Píritu, Guanape y San Miguel. Determinaron, pues, que viniese Fr. Francisco a España e hiciese relación de todo, como testigo de vista y práctico en las cosas de Indias, a lo cual se ofreció el Venerable Hermano con sumo rendimiento, estimulado por los indios Palenques, que ofrecían poblarse, si les llevaban un Misionero Capuchino que los instruyese. Hubo, además, otra razón para resolver este viaje de Fray Francisco, y fué defender a la Misión de las acusaciones del Gobernador de Nueva Barcelona. Este señor estaba dominado de la codicia, no reparaba mucho en los medios de adquirir fortuna, haciendo verdaderas extorsiones en los indios y aun en los españoles de la provincia, por lo cual los vecinos roga- ron a Fray Francisco que aprovechara su ascendiente para im- pedir aquellas rapiñas del Gobernador y sus satélites.

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