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MISION DE LOS LLANOS.—CAPITULO XI 161 cias posibles para la reducción de los indios gentiles a nuestra santa fe. He resuelto acceder a la instancia del Prefecto, que pide facultad Para fundar una villa de españoles en el lugar citado (1). Concurriendo Vos a dicha población, demarcando el sitio y re- partiendo tierras y todo lo demás conducente a su gobierno espiritual y temporal, obrando en todo conforme a la ley, sin perjuicio de los pardos y mulatos, pues no es mi ánimo a que precisamente se les obli- gue a que pueblen dicha villa, sino en el caso de que les convenga, y en este supuesto han de escoltar a los religiosos en las entradas que hiciesen a la reducción de los indios. Así lo tendréis entendido para no poner excusa en su ejecución, óbice ni reparo por convenir al servicio de Dios y mío. Madrid, 5 de agosto de 1702. —Yo, El Rey.—Manuel de Aparegul". La reducción de los indios salvajes de Venezuela fué una empresa dificilísima, porque vivían casi todos ellos disper- sos en los montes cerca de los ríos, sin reconocer autoridad alguna. Se mantenían de la caza y pesca, y no tenían hábitos de trabajo ni de sujeción; cuando eran reducidos por los Mi- sioneros y obligados a vivir en poblado y a trabajar en sus conucos, se huían siempre que podían; aprovechando las mismas barcas que les servían para pescar, se fugaban río abajo. Para evitar estas fugas el P. Marcelino, Prefecto de. la Misión, pidió a Su Majestad permiso para fundar una villa de Españoles en la confluencia de los Ríos Parayma, Coje- (les y Pao, a fin de contener los indios y tener los Misioneros un apoyo en caso de necesidad. 6. Otra Real Cédula de la misma fecha (2): "Mi Gobernador y Capitán General de Caracas: Fr. Marcelino de San Vicente me ha representado, entre otras cosas, que convenía que las entradas a Los Llanos se hicieran con escolta, no sólo en el vera• no, sino también en el invierno, por estar en este tiempo aradas las tierras de los indios, y ellos viviendo en las copas de los árboles o en los cerros altos que quedan descubiertos, y por esta razón más fá- ciles de encontrar y reducir. Suplicándome fuera servido de mandar que se hagan cuatro bar- cos pequeños, donde poder ir con la escolta y lo necesario para la re- ucción de los referidos indios; y como no hay en aquellos parajes (1) No se fuiidó hasta el 1744. (2) Biblioteca Nacional de Madrid, signatura 3.561, D, 159. T. 1.—P. 11

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