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152 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA 6. DESCHIPCION DE LA IMAGEN DE NUESTRA SE- ÑORA DE LA CORTEZA Y DE SU CUSTODIA La Imagen de Nuestra Señora (le la Corteza representa a la Santí- sima Virgen en su Presentación, está de pie, sosteniendo en sus sacro- santas manos al Niño Dios, en ademán de ofrecerlo al Eterno Padre o de presentarlo a la veneración de los fieles. Un velo o manto blanco cubre la cabeza de la Virgen, cae en am- bos lados sobre las espaldas y los brazos y llega hasta la altura de las rodillas. La túnica de la Virgen es de color pardo y la del Niño blanca. Estos colores parecen pinturas al óleo. El dorado de la Corona imperial que ciñe las augustas sienes de la Virgen y de las franjas de los bordes del manto, invisible a simple vista, aparece con el vidrio de aumento con graciosos y diminutos detalles de finura, con un color vivo, delicado y relumbroso. Es imposible ex- plicar cómo una mano de artista haya podido trazar estos microscópi- cos y hermosos detalles, a menos de ver aquí una intervención sobre- natural. La cara de la Virgen bien visible y clara, no satisface el deseo del que la contempla, ya que quisiera verla hermosa y perfecta. La corteza, cortada en forma de óvalo imperfecto, mide 52 rniliine- tros de alto por 43 de ancho y en su centro está grabada la milagrosa Imagen, la cual tiene 18 milímetros. Se conserva desde tiempo inme- morial en una custodia de plata dorada de 41 centímetros de alto. Algunos exvotos (contamos cuarenta y uno) atestiguan el agradeci- miento de los fieles de Acarigua por algunos favores extraordinarios alcanzados de Dios por la poderosa mediación de Nuestra Señora (le la Corteza. 7. Depons asegura que ya en su tiempo (1790) Nuestra Señora de la Corteza había obrado varios milagros. ¿Quién podrá contar los bene- ficios tanto temporales como espirituales que, en el transcurso de los años, los fieles han alcanzado de Dios por mediación de Nuestra Se- ñora de la Corteza? Cabe recordar aquí la terrible enfermedad de la fiebre amarilla de que se libró Acarigua, mediante la protección de la Virgen Santísima. S. En 1902 se presentó en Acarigua este terrible flagelo, segando en breve tiempo la vida de más de 300 víctimas; muchas personas acu- dieron al amparo protector de la Virgen Santísima de la Corteza, y se refiere que dos piadosas hermanas de la familia Nadal, ofrecieron a la Virgen, para que librare de la epidemia a la ciudad, hacer cantar una Salve todos los sábados ante la Imagen Milagrosa y para este efecto se comprometieron a recoger limosnas entre los habitantes de la ciudad. Esta piadosa y laudable práctica ha continuado desde esa época hasta el presente. En 1909 se presentó nuevamente la fiebre amarilla en Acarigua causando grandes estragos entre los habitantes, pero cesó rápida-

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