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146 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA y después otros muchos, hasta que, lleno de años y méritos, murió el 1697 en dicha Misión de San Antonio de Tueuragua. 13. EL P. FRANCISCO DE ALCAZAR. Murió también en este mismo año; este fervoroso Misionero había tomado el há- bito a los veintidós años en Granada el 1651; fué muy celoso de la observancia regular y de la salvación de las almas; por esto pasó a las Misiones, y ya entre los infieles, no se daba punto de reposo en sus tareas apostólicas, y se multiplicaba en ellas corriendo de un lugar a otro, hecho todo para todos, como enseña el Apóstol, a fin de ganarlos a todos para Cristo. Con su actividad y buenas maneras, atrajo y convirtió a muchísimos paganos, y les enseñó, no sólo la doctrina cristiana y buenas costumbres, sino a leer español y ayudar a Misa, por lo cual se hizo querer de los indios, edificándose todos de su vida, siempre apacible y de completa abnegación. Cultivaba él mismo un huerto cerca de la iglesia, y con frutas y hortalizas regalaba a los indios, a los que defendía con tesón siempre que se pretendía atropellarlos. Lleno (le méritos pasó a mejor vida el año 1697, a los sesenta y ocho años de edad. 14. EL P. LUIS DE ORGIBA. Tomó el santo hábito el año 1681, cuando tenía veintidós años de edad; luego que se ordenó, pidió a los Superiores que lo mandaran a las Misio- nes de Caracas, a fin de consagrar su vida entera a la conver- sión de los indígenas. Fué destinado a la reducción de los indios que vagaban dispersos en las riberas del río Tocuyo, con el P. Ambrosio de Baza, y fundaron. el año 1695. el pueblo de Río Tocuyo, en las orillas de dicho río; más abajo habían fundado en 1693 a Mapubares. Después fué trasladado (1696) a las riberas del río Guá- rico; hizo una entrada a Los Llanos con escolta, y sacó muchos indios, con los que fundó la población de Guanayén el año 1696; trabajó mucho por doctrinar estos indios, los cuales en recompensa le dieron veneno, y aunque les perdonó la inju- ria, como un día predicándoles la doctrina les afeara su cri- men, fué esto causa de que, temerosos de ser descubiertos, re-

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