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MISION DE LOS LLANOS.—CAPITULO VIII 13 El silencio desesperante que respecto de estos pueblos observan nuestros cronistas, se explica perfectamente si se tiene en cuenta que el P. Alesón regresó por segunda vez a las. Misiones contra el parecer de todos los Misioneros, a quienes había molestado con la Memoria que presentó en Caracas y en el Consejo de Indias. Pasó los catorce años casi desligado del Prefecto y de sus Hermanos, y que esto sea así, además de la carta arriba inserta, lo prueba la Real Cédula siguiente (1): "Al Prefecto de las Misiones de Los Llanos de Caracas, Marceli- no de San Vicente: Se me ha representado como está en esas Misio- nes el P. Fr. Manuel de Alesón; a pesar de que tengo mandado por re- petidas Cédulas que venga a España a residir en su provincia, no han tenido efecto, y que de esta omisión se siguen cada día graves incon- venientes y daños, así en los religiosos como en los seglares. Sabiéndose esto en mi Consejo de Indias por los instrumentos presentados, donde consta de cierto había sido el dicho Fray Manuel causa de que otros cuatro religiosos faltaran a sus deberes con el Pre- fecto; con el informe del Fiscal, he tenido a bien rogares y encarga- ros que luego de recibir este Despacho dispongáis venga irremisible- mente dicho P. Manuel de Alesón a residir en España, en la primera ocasión que se ofrezca, para excusar los lances y perturbaciones que causa en la Misión, habiéndose echado de menos no hubiérais obede- cido y ejecutado su remisión en virtud de las órdenes anteriores da- das a este intento.—Madrid, 2 de agosto de 1702.—Yo, El Rey". 5. Esta Real Cédula nos pone de manifiesto la situación del P. Manuel de Alesón respecto a las Misiones de Los Lla- nos, adonde no llegó en los catorce años que estuvo la segun- da vez en Venezuela. Había sido destinado desde el principio para poblar los indios, negros y zambos, que vivían cerca de Caracas; hizo su primer viaje en compañía del señor Obis- po de la Diócesis, D. Diego Baños y Sotomayor, el año 1687. Se comprende, pues, que le tuviese grande cariño, y que el Prelado le apoyara en todas sus empresas. No es aventurado asegurar que los pueblos de los valles del Túy, Paracotos, San Antonio y San Diego de los Altos, fueron fundados por el P. Capuchino, Manuel (le Alesón, en los muchos años que vivió en esa región, pues los mismos titulares acusan su origen franciscano y esto explica el que, (1) Biblioteca Nacional de Madrid, signatura 3.561. D. 171.

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