BCCCAP00000000000000000000503

MISION DE LOS LLANOS.—CAPITULO VIII 131 dor y el Contador Real, D. Rodrigo Navarro, que había recorrido las Misiones, y era testigo ocular de los gravísimos peligrós que habían sufrido los Misioneros, cambiaron de plan y adoptaron el sistema de fundar ciudades de españoles y crear escoltas para defender a los Mi- sioneros y evitar las fugas. Su Majestad aprobó este plan en una Real Cédula de 1676, y des- de entonces las Misiones habían prosperado grandemente. Los Misio- neros han tratado siempre a los indios con mucha bondad y compa- sión, y los soldados de la escolta no han hecho uso de las armas sino en caso de agresión. En cuanto a que se les obligue a trabajar, es indispensable, tan- to para procurarse las cosas necesarias como para acostumbrarlos y ocupar bien el tiempo. Aparece, por fin, de los autos, que estos religiosos de Los Lla- nos no han percibido nada de las Arcas Reales, ni para su sustento, ni para fábrica de iglesias, ni mucho menos para las entradas en Los Llanos a la reducción de los indios. Parte tercera. Cree el Fiscal que es. de absoluta necesidad redu- cir estos indios nómadas, que están en la entrada de Los Llanos, pues siendo tan fieros, y muchos apóstatas y renegados, mientras que no se sometan, es imposible que los Misioneros puedan avanzar hacia el Orinoco; además, impiden el comercio de los blancos y la fundación de haciendas en aquellas regiones. Ahora bien, cuando los indios reconocen un cacique o jefe entre ellos, como sucede en otras partes, se puede parlamentar con el ca- cique, y ofreciéndoles ciertas ventajas, lograr por medios pacíficos la reducción; pero entre estos indios no hay con quien tratar, Pues ni siquiera los hijos obedecen a sus padres. No queda más recurso que apoyar a los Misioneros, para que cuanto antes sometan a dichos indios, fugitivos y apóstatas, para lim- piar de enemigos el camino de Los Llanos. Es también indispensable que los indios trabajen para ellos mis- mos y para fomentar la riqueza del país, y que aprendan, además de la agricultura, las industrias indispensables para la vida de los mis- mos pueblos, como son la carpintería, herrería y tejidos que les en- señan los Misioneros. Dicho esto, ya se comprende que las teorías del P. Alesón, aun- que basadas en amor a la observancia de sus reglas y la caridad para con los indios, adolecen de conocimiento práctico de la vida real de los Misioneros de Los Llanos de Caracas. Quizá más tarde se puedan aplicar algunas de sus conclusiones". Entra luego el Fiscal en la. delicada y difícil cuestión de "si es lícito obligar por las armas a los indios para que se re- duzcan". Cita al letrado Sr. Solórzano, quien divide a los in.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz