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MISION DE LOS LLANOS.—CAPITULO VII 127 2' Que los indios fugitivos y apóstatas, al ser otra vez recogi- dos, se coloquen en las casas de los vecinos de San Carlos que hayan acompañado a los Misioneros, y les sirvan tres dios en la semana por espacio cíe diez años, obligándose tos vecinos a vestirlos y alimentar- los. 3' Que, si no pareciere bien al Consejo el servicio personal de los indios, se elija otro medio de recompensar su trabajo a los solda- dos que forman la escolta. 4' Que las poblaciones de San Sebastián de los Reyes y Guana- re, que están al principio de Los Llanos, por donde se han de hacer las entradas, den también escolto y tengan los mismos privilegios que San Carlos. 5 4 Que cerco del pueblo de San Antonio de Araure (1), que tiene más de 1.000 almas de indios, se funde otra villa de españoles, que eviten las fugas de los indios por aquella parte, por estar a vein- te leguas de distancia de San Carlos, y que tenga iguales privilegios. 6' Que haya un Teniente en Araure, nombrado por el Goberna- dor de San Carlos, a indicación del P. Prefecto de la Misión, y que tenga jurisdicción y administre justicia, además de la villa, en los pueblos vecinos de indios. 7' Que los vecinos de San Carlos tengan privilegio de vender sus ganados antes que otro alguno. 8' Que en todos los pueblos de Misiones se nombren alcaldes regidores de los mismos indios, como está mandado ejecutar. 9' Que a la Iglesia de San Carlos se le conceda ornamentos y alhajas, que se expresan en nota aparte, pues los vecinos son muy' pobres, y con mucho trabajo la han fabricado, y está sin imágenes ni adorno. 10. Que se concedan a esta Iglesia de San Carlos dos novenas de los diezmos, que no llegan a cincuenta pesos al año. 11. Que se conceda a los Misioneros Capuchinos de Los Llanos el mismo socorro que tienen los religiosos de Píritu. 12. Que el nombramiento de Vicario foráneo de San Carlos re- caiga en el Prefecto de las Misiones Capuchinas, por los incOnüe- nientes' que se seguirían de venir un extraño a intervenir n las e'o- sas cíe los Misioneros". Aquí termina el P. Zaragoza sus peticiones al Real Con- sejo de Indias. Hemos visto los cargos que la poca experiencia hizo (1) Tratamos de esta fundación con el título de Villa del Pilar de Araure en el capítulo anterior.

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