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120 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA cometido algunos abusos. Además, que gobernaban los pue- blos y administraban justicia. Proponía, como remedio, el que los Misioneros entrasen sólo apostólicamente a reducir los indios, y que se concreta- ran después a ser meros doctrineros, dejando totalmente el gobierno de los indios, en lo espiritual al señor Obispo, y en lo temporal al señor Gobernador civil, nombrando al efec- to administradores en cada pueblo, que fuesen, además, au- toridad y justicia; pedía también que se quitasen las enco- miendas entre los hacendados. El Ilustrísimo señor Obispo y Gobernador fueron sor- prendidos por los sofismas de esta carta, e informándola fa- vorablemente, la mandaron al Consejo de Indias. Cuando el P. Prefecto tuvo noticia de lo que sucedía, y conociendo la gravedad del asunto mandó inmediatamente a España, dice el P. Ildefonso de Zaragoza (1), al Reverendo P. Gabriel de Sanlúcar, y en su compañía fué el P. Manuel de Alesón, pa- ra que se quedase en la provincia, por no ser a propósito pa- ra la Misión a causa de su ánimo inquieto; pues en sólo cua- tro meses que estuvo en ella, y sin haber entrado a la re- ducción de Los Llanos, se precia de haber comprendido más que los otros religiosos en cuarenta años de experiencias y trabajos, reprobando con su corta o ninguna práctica lo que los demás Padres venían haciendo. Llegados a España el año 1689, el P. Manuel logró tam- bién sugestionar al Reverendísimo P. Comisario General de las Misiones, que residía en Sevilla, el cual le dió facultades para trasladarse a Madrid, y aun le apoyó para que hiciese la representación al Real Consejo de Indias, ante el cual se afirmó en lo que había escrito al Ilustrísimo señor Obispo de Caracas, ampliando sus argumentos; y como estaba reco- mendado por las autoridades de Caracas y el Comisario Ge- neral, el Consejo de Indias, sin más informes, expidió ocho Reales Cédulas, que, llevadas a la práctica, eran la muerte de Ja Misión. Véase la que sigue: (1) Memoria, P. Río-Negro; Obr. cit. t. It, página 8.