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MISION DE LOS LLANOS. —CAPITTJLO y 107 se mandaran las familias parientes que exigían los indios. Los Misioneros ancianos fueron de parecer de que no se mandara nada y que viniese el P. Vistabella, pues todo aquello era un engaño para llevarse a los indios de San José. Sin embargo, el P. Prefecto tuvo escrúpulo de abandonar a toda aquella gente, y mandó al P. Arcángel de Albaida con todo lo que le pedían los indios y necesitaban los Misioneros herramientas, ropas, bastimento y sierras para los indios. Llegó el P. Arcángel con todo su cargamento a Cama- guán, cuando aquel sitio iba a quedar incomunicado por la crecida (le las aguas; una vez los indios en posesión de cuan- to deseaban, quisieron matar a los Padres, los cuales salie- ron huyendo con el agua hasta la cintura, alimentándose de yerbas; medio desnudos y muertos de hambre, llegaron al hato (le Parayma, sobre El Pao. El P. Vistabella quedó tullido y tan enfermo que murió poco después; y los indios cristianos y gentiles volvieron a los bosques con todas las cosas que había llevado el P. Ar- cángel, para entregarse nuevamente a la vida de salvajes.

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