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106 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA con suaves palabras y promesas a persuadirles, para que se redujeran a población. Pero luego se alborotó toda aquella multitud, y empezaron a gritar que lo matasen; comenza- ron a dispararle flechas, y al venirle una por la espalda, uno de los indios intérpretes puso el brazo para apartarla, li- brándole así generosamente de la muerte. Salió entonces la escolta que estaba emboscada; y, al ver el peligro que corría el Padre y los tres indios, tuvieron que hacer uso de las armas de fuego para defenderse; y con todo, fueron heridos nueve hombres de la escolta, mientras que de los indios rebeldes sólo pudieron coger dos heridos; los demás huyeron. Después de este lance regresaron a San Carlos con los heridos y los indios que habían cogido antes, los cuales poblaron en San Pablo de Tinaco. Volvió a entrar el P. Ildefonso de Zaragoza el año 1690 sin escolta, sólo con tres indios que gobernaban la canoa y le servían (le intérpretes; y, habiendo navegado más de trescien- tas leguas y llegado hasta la desembocadura del río Guárico en el Apure, encontró una gran porción de indios, a los cua- les no pudo convencer que saliesen a poblarse en su compa- ñía; si bien le dieron palabra de poblarse más tarde, después de dos meses. En este mismo año, por distinto paraje y rumbo, salió también apostólicamente el P. Buenaventra de Vistabella, embarcado en una canoa con cinco o seis indios intérpretes; y llegando al no Portuguesa encóntró muchos indios que pu- do reducir, pero le pusieron la condición de que se hablan de poblar en el mismo río cerca del Apure, en un sitio que lla- man Camuguán, y que les habían de enviar algunas familias de su nación y parentela que estaban pobladas en San José, ofreciendo que se poblarían allí muchos indios, por ser sus tierras y el río rico en pescado, y muy abundante la caza. Con estas y con otras promesas engañaron al Padre Vis- tabella, quien escribió al Prefecto significándole la copiosa mies que había por aquellos parajes, y las condiciones que ponían los indios, ofreciéndose él al sacrificio de vivir con ellos; y pedía compañero, ornamentos para la capilla y que

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